Una pausa llena de sutileza

About Bunny | Crítica de danza / Música

Lucía Vázquez y Miguel Marín durante el estreno de su último trabajo en el Teatro Central. / Rafa Núñez Ollero

La ficha

*** ‘About Bunny’. Lucía Vázquez / Miguel Marín. Dirección escénica: Lucía Vázquez & Miguel Marín. Coreografía e interpretación: Lucía Vázquez. Música, espacio sonoro e interpretación: Miguel Marín. Diseño de iluminación: Benito Jiménez. Vestuario: Atelier 3. Diseño de espacio / escenografía: María Llerena. Lugar: Teatro Central, Sala B. Fecha: sábado 13 de noviembre. Aforo: Casi lleno.

Formada, entre otras cosas, en danza clásica y contemporánea, Lucía Vázquez posee, junto a una gran perfección técnica, una enorme variedad de registros que ella disfruta explorando con entusiasmo.

Además de sus últimas colaboraciones en compañías como las de Manuela Nogales –donde la vimos en la hermosa pieza Poéticas en la sombra- o en la del bailaor Andrés Marín, con quien realizó el pasado verano un trabajo realmente original, a Vázquez le encanta emprender sus propios vuelos.

Lo hizo con el bailarín y coreógrafo japonés Satoshi Kudo en Mazarí y Hasekura Project, y ahora lo hace con la complicidad absoluta del músico Miguel Marín.

About Bunny nace de la historia inventada de una mascota, un conejito que murió y con el que los dos estaban extrañamente identificados. A partir de ahí, Vázquez y Marín han creado un mundo tan imaginario como el de Alicia. Incluso hay una lámina-espejo al fondo del escenario que tiñe de fantasía sus acciones.

Es en este espacio, fuera del tiempo y de la realidad, donde nos sumergen, de sopetón, nada más empezar el espectáculo gracias, sobre todo, a la magnífica iluminación de Benito Jiménez.

Allí se oyen pájaros, él canta, baila a su modo, la recibe en sus brazos con portés de bailarín… Ella, alegre, evoluciona por el escenario, baila, se cambia de vestido, juega con él con una contenida sensualidad y se entrega a sus estados de ánimo con una sutileza extraordinaria.

Hablan de un hombre y de una mujer “pausados”, que se han quedado parados a la espera de un gran amor, o del trabajo ideal, o de que alguien les pida perdón. Y es cierto que hay muchos hombres, muchas mujeres “en pausa”, pero ellos se han colado en ese resquicio del tiempo para disfrutar y hacernos disfrutar con sus movimientos pausados y estratégicos, con su música…

Por eso, al final, el Bunny hombre toca la batería para que la Bunny mujer se entregue, ya en “on”, antes de volver -de que volvamos todos- al mundo real, a su danza más liberadora.

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