¿Apocalipsis con minúscula o con mayúscula?

Crítica 'Take Shelter'

Michael Shannon, en el filme.
Michael Shannon, en el filme.
Carlos Colón

10 de abril 2012 - 05:00

Take Shelter. Drama, 2011, EEUU, 120 min. Dirección y guión: Jeff Nichols. Fotografía: Adam Stone. Música: David Wingo. Montaje: Parke Gregg. Intérpretes: Michael Shannon, Jessica Chastain, Tova Stewart, Shea Whigham, Katy Mixon, Natasha Randall, Ron Kennard.

Fascinante desde el principio. Un pueblo abierto a los ilimitados horizontes de Ohio. La frondosa copa de un árbol agitada por el viento. Un hombre contemplándola desde el jardín de una típica casa americana de clase media. Un cielo de amenazadoras nubes. Presentimientos ominosos desmentidos inmediatamente por la normalidad cotidiana del desayuno de un matrimonio joven con una hija sordomuda. Pero esta normalidad es frágil y los presentimientos resultaban ser avisos. Primero vienen las pesadillas, los truenos que sólo él oye, la tormenta y los pájaros enloquecidos que sólo él ve, el malhumor y el ensimismamiento, la obsesión por agrandar el refugio contra los tornados para resguardarse de algo mucho peor. Un hombre a la deriva, progresivamente perdido de sí mismo y de su familia: el apocalipsis personal. Después viene el apocalipsis familiar: un préstamo con la casa como garantía para la construcción del caro refugio, el despido, la pérdida del seguro médico en la víspera de la operación de su hija. Una familia a la deriva arrastrada por un loco. ¿O no?

¿Se debe escribir apocalipsis con minúscula, como vengo haciendo, o con mayúscula? ¿Se trata de locura hereditaria (un problema personal y familiar) o de la metáfora del fin de una forma de vida barrida por la crisis varias veces aludida en la película, del hundimiento de las clases medias americanas (un problema social)? En estos casos debería escribirse con minúscula. ¿O se trata del fin de los tiempos y debería escribirse con mayúscula? Estas tres preguntas tensan esta película que podría recordar a El resplandor o La costa de los mosquitos -la crónica de la destrucción de una familia víctima de la progresiva locura del padre- a Melancholia -la preparación para el Apocalipsis intuido por una sensibilidad profética- y sobre todo a El árbol de la vida -la irrupción de la trascendencia en un cotidianidad tras la que se transparentan las cuestiones últimas-, que es con la que Take Shelter guarda más similitudes temáticas y estilísticas.

Hay un majestuoso sentido de la imagen, unos lentos movimientos de cámara, una capacidad para filmar los mil matices de la vida cotidiana y una profundización pudorosa en los sentimientos que logran fascinar pese al voluntariamente lento desarrollo narrativo. Lento en este caso no quiere decir aburrido, sino contemplativo. El poderío de las imágenes extraordinariamente filmadas por Adam Stone, la tensión contenida que logra mantener durante su largo metraje el más que prometedor Jeff Nichols (autor de la muy valorada Shotgun Stories, inédita en España), el clima creado por David Wingo en la excelente banda sonora concebida como un casi ininterrumpido crescendo y las interpretaciones de Michael Shannon y Jessica Chastain, a la vez dramáticamente concentradas y carentes de artificio, logran que la media película de espera, tensión y presagios en la que la acción se reduce al mínimo, sea tan apasionante como la angustiosa y emocionante deriva apocalíptica que ocupa la segunda parte. Una gran y original película.

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