Beethoven de andar por casa

ROSS CÁMARA | CRÍTICA

Anosova y el quinteto de la Sinfónica.
Anosova y el quinteto de la Sinfónica. / Marina Casanova
Andrés Moreno Mengíbar

16 de abril 2023 - 14:57

La ficha

*** Programa: Concierto para piano y orquesta nº 4 en Sol mayor op. 58 (transcripción para piano y quinteto de cuerdas de V. Lachner) y Sonata para violín y piano nº 9 en La mayor 'Kreutzer' (transcripción anónima para quinteto de cuerdas), de L. van Beethoven. Intérpretes: Vera Anosova (piano), Katarzyna Wróbel (violín), Uta Kerner (violín), Ariadna Boiso (viola), Claudio Baraviera (violonchelo) y Vicente Fuertes (contrabajo). Fecha: Domingo, 16 de abril. Lugar: Espacio Turina. Aforo: La mitad.

La confluencia del desarrollo de la industria editorial, de la expansión de la música doméstica y del asociacionismo musical privado (liceos, sociedades filarmónicas, academias, etc) dio lugar a la aparición de miles de transcripciones de composiciones para los más diversos formatos de cámara. Ya en vida el propio Beethoven obtuvo suculentos ingresos de las adaptaciones (algunas de su propia mano) de sus sinfonías y conciertos. No es el caso de la versión del cuarto concierto para piano que se interpretó en la mañana del domingo, realizada por Vinzenz Lachner en 1881. El resultado, por más que fuese voluntariosa la tarea, fue bastante irregular. El problema de estos grupos de cámara adventicios es que, dada su escsa trayectoria conjunta, presentan irregularidades y desigualdades en cuestiones como las de la articulación, el sonido, el empaste, etc. En este caso, a todo lo largo de la sesión se apreció un claro desencuentro entre los dos violines, de sonidos muy divergentes y afinaciones no siempre coincidentes. Algo similar, aunque no tan en gran medida, sucedió con el encaje entre el violonchelo y el contrabajo, sobre todo en el primer tiempo del concierto para piano. Todo este primer movimiento estuvo definido por la laxitud en el fraseo y la escasa atención a subrayar los acentos y los sforzandi que tan esenciales son el discurso beethoveniano, dado a los contrastes y al despliegue de energía, como en ese tercer tiempo que pide golpes de arcos más incisivos. El Andante con moto central fue demasiado lento, ayuno precisamente de identificar con claridad el movimiento rítmico. Anosova, por su parte, cayó también en la mencionada laxitud en la articulación, con varios pasajes rápidos confusos y con notas erradas. En cambio, la cadencia del primer tiempo resultó brillante y resuelta con claridad.

Las desigualdades de empaste afloraron con mayor claridad en la versión para quinteto de cuerdas (con el contrabajo sustituyendo al segundo chelo) de la famosa sonata Kreutzer. Cabe destacar, por el contrario, la buena sintonía entre viola y violonchelo que, en momentos como la exposición del tema del segundo movimiento, derivó en un sonido sedoso de gran impronta cromática. Desde el punto de vista global, los mejores momentos fueron, por igualdad en fraseo y por implicación expresiva, el tema marcial del primer tiempo y la totalidad del tercero, aquí sí, por fin, un ejemplo de la fuerza dramática de la música de Beethoven expuesta con fuerza, densidad y brillo.

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