Resonancias, Revista de Investigación Musical | Reseña
Mudanzas de la zarabanda
Concierto
Sevilla/Ahí lo tienen, sobre estas líneas. Reglamentaria pose de malote. Mucho brillo, anillos de medio kilo, Rolex gordo de oro, gafas de sol que ocultan la mirada del depredador de la pista de baile. Raymond Luis Ayala Rodríguez, más conocido como Daddy Yankee, Emperador del Perreo Global para servirles a todos ustedes este viernes en el Pabellón de San Pablo de Sevilla, donde este antiguo rapero nacido en la capital de Puerto Rico hace 42 años comparecerá casi en horario de merienda infantil (a las 18:00) para ofrecer sus descargas de ritmo y calentura a precio de lujo asiático (de 40 a 162 euros).
Corría el año 2004 y un tema suyo sirvió de aviso ineludible –literalmente: uno tendría que haber estado escondido en un búnker nuclear en el desierto de Los Álamos para no conocer la canción de marras– de la llegada del Nuevo Orden Mundial: Gasolina, el tema de su disco Barrio fino con el que adquirió galones de estrella internacional, fue el himno que dominó todas las discotecas, todas las terrazas de verano, todas las bodas, bautizos y comuniones, todos los coches llenos de ardor juvenil con las ventanillas bajadas, anunciando de paso lo que habría de venir a continuación: la aplastante hegemonía del nuevo pop para la muchachada millennial: it's only reggaeton, but I like it...
Alianzas posteriores, como la que llevó a cabo en 2017 con Luis Fonsi en Despacito –otro de esos temas de difusión über alles–, lo sentaron definitivamente en su trono sobre la montaña de dinero de sus 11 millones de discos vendidos en todo el mundo y sus 50 millones de seguidores en sus redes sociales, el nuevo índice Dow Jones del culto a la fama y el hacer dinero como si lo normal fuera eso.
Además de bailar pegados –pero no exactamente como en la balada de romanticismo pureta de Sergio Dalma–, los asistentes al espectáculo de Daddy Yankee podrán disfrutar –rascándose más el bolsillo, naturalmente– de la llamada Flow Experience, que incluye clases de baile, "juegos temáticos", photocalls especiales para darle al asunto el brillo exclusivo tan del gusto de estos tiempos y números previos de este particular Rey Midas del ritmo sincopado.
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