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Cultura

La Democracia para Rigola da vueltas como una veleta

El Canal/Centre D'Arts Escèniques Salt/Teatre Lliure. Autor: William Shakespeare. Traducción: Ángel Luis Pujante. Adaptación y dirección: Àlex Rigola. Intérpretes: Chantal Aimée, Aina Calpe, Joan Carreras, Oriol Guinart, Alicia Pérez Jordi Puig 'Kai', Alba Pujol y Marc Rodríguez. Escenografía: Max Glaenzel. Iluminación: Maria Domènech. Vestuario: Berta Riera. Sonido: Igor Pinto. Caracterización: Eva Fernández. Producción: Josep Domènech. Lugar: Teatro Central. Fecha: Viernes, 30 de noviembre de 2012. Aforo: Casi lleno.

Àlex Rigola está enfadado. Alineado con las tesis del movimiento 15-M, ha tomado conciencia de que nuestra democracia es un cáncer. Que los medios y la política manipulan a los ciudadanos. Y lo que es peor, que los ciudadanos no están preparados para vivir en esta democracia, ya que se plantea (esto no sale explícitamente en la obra) si es lícito que todo el mundo pueda votar, incluidos los que no saben lo que votan.

Uff, Rigola desde su atalaya de grande del teatro ha decidido que todo está fatal. Y tiene razón, pero el uso que ha hecho de su premisa llevada a su puesta en escena da qué pensar. La elección de Coriolano de Shakespeare no es mi preferida, ni mucho menos, parece sobrevenida porque quiere abrir un debate sobre la política actual. Ha reducido las tres horas, infumables las batallas, a ochenta minutos donde nos ha reservado el discurso político de manos de unos tribunos de la plebe ¿corruptos? enfrentados a un fascista militar que sólo se encuentra cómodo aniquilando enemigos y que no soporta romper su código ético en el que, al parecer, no entra respetar al pueblo, en este caso, tratado como populacho. Como vemos, las opciones que Àlex Rigola nos plantea son ciertamente maniqueas. Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedios...

Éste es el planteamiento, ciertamente sorprendente, porque la libertad del intelectual bien pagado que es Rigola roza la indefinición en el mensaje y crea una peligrosa desafección hacia los políticos de cualquier color.

A nivel formal, Coriolano cuenta con el maravilloso trabajo de su elenco en una puesta en escena minimalista. Eso sí, todo bajo un cartel Democracy que da vueltas como una veleta.

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