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Zauberman retrata los abusos a niños en la comunidad ortodoxa judía en 'M'

  • El filme, que ya ganó el Premio del Jurado en Locarno, compitió este jueves junto a 'Pearl', una mirada al ámbito del culturismo femenino

Yolande Zauberman, en el SEFF.

Yolande Zauberman, en el SEFF. / Concha de la Rosa

La parisina Yolande Zauberman denuncia los abusos a niños en la comunidad ortodoxa judía en M, un documental que ganó el Premio Especial del Jurado en Locarno y en el que su directora sigue los pasos de su protagonista, Menahem Lang, que regresa a la ciudad de Bnei Brak con la intención de ajustar cuentas con el hombre que lo violó en la infancia.

"Se sabe mucho de los abusos que se dan en la Iglesia católica, pero poco de los que se producen en la comunidad judía", defendió Zauberman, que compite en la Sección Oficial del SEFF y que ya ha mostrado el filme a rabinos en su país. "Terminaron muy conmovidos y dijeron que investigarían si algo parecido ocurría en Francia", explicó la realizadora.

Zauberman supo de Lang hace años, cuando lo vio en una película de Amos Gitai hablando yidis. "Me extrañó que un joven conociera tan bien una lengua que ya no maneja casi nadie", comenta la cineasta, que se puso en contacto con el actor para un papel y así llegó al blog en el que relataba su pasado de abusos y divulgaba la confesión de un violador grabada con cámara oculta. Una historia que a Zauberman, criada en una religiosidad estricta, atrajo de inmediato. "No diría que la película es un ajuste de cuentas, más bien es como si hubiese entrado en el mundo de mis antepasados para entenderlo", afirma.

Planteada casi como una película de vampiros con escenas ciertamente escalofriantes -como aquella en la que la antigua víctima de una vejación reconoce haberse convertido en agresor-, M está rodada en su totalidad de noche. "Fue una elección porque de día había más movimiento, la gente sentía más presión, y de noche tenía más tiempo para hablar", señala Zauberman, que logró adentrarse con su cámara en los hábitos de la comunidad que retrataba. "Yo pensé que por ser mujer lo tendría difícil, pero no fue así. Menahem, que sigue siendo creyente, opinaba que eso era porque Dios quería que contara su historia".

En M no aparecen casi testimonios femeninos porque Zauberman se quería centrar en los abusos a niños varones. "Creo que las violaciones a niñas son más infrecuentes, que hay algo de represión de la homosexualidad en el entorno que retrata el filme".

En la Sección Oficial también se presentó Pearl, de la francesa Elsa Amiel, una película que se acerca al ámbito del culturismo femenino, "un mundo de fragilidad, sacrificio, soledad y heridas" a través del que Amiel quería cuestionar "la idea de lo femenino que tenemos".

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