'Grandeur' y venganza de mujer

Crítica teatro

La gran Nuria Espert se rodea de un sólido reparto para dar vida a 'La loba', de Lillian Hellman.
La gran Nuria Espert se rodea de un sólido reparto para dar vida a 'La loba', de Lillian Hellman.
Javier Paisano

11 de enero 2013 - 05:00

La loba. Centro Dramático Nacional y Juanjo Seoane. Autora: Lillian Hellman. Versión: Ernesto Caballero. Dramaturgia y dirección: Gerardo Vera. Intérpretes: Nuria Espert, Héctor Colomé, Jeannine Mestre, Víctor Valverde, Carmen Conesa, Ricardo Joven, Paco Lahoz, Markos Marín e Ileana Wilson. Traducción: Ana Riera. Vestuario: Franca Squarciapino. Escenografía: Gerardo Vera. Iluminación: Juan Gómez-Cornejo. Música y espacio sonoro: Luis Miguel Cobo. Videoescena: Álvaro Luna. Producción: José Ángel García. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Jueves, 10 de enero de 2013. Aforo: Completo.

Hay despedidas y despedidas. La de Gerardo Vera al dejar en manos de Ernesto Caballero la dirección del Centro Dramático Nacional no ha podido ser más redonda ni más a lo lo grande. La versión, escrita por Caballero, de la obra de Lillian Hellman de esta historia de codicia desmedida, de amor al capitalismo salvaje ha contado con un altísimo nivel en todas sus departamentos artísticos. Al frente de la interpretación la reina del teatro español, Nuria Espert, acompañada de los inmejorabales Colomé, Mestre y Valverde con el resto del reparto a su misma altura.

Squarciapino en el vestuario, el propio Gerardo Vera en la dirección y la escenografía y Juan Gómez-Cornejo en la iluminación.

Teatro con grandeur, teatro al estilo clásico, el de toda la vida. Ni la versión ni la dirección han querido alejarse de lo que todos tenemos en el imaginario colectivo de lo que es teatro con letras mayúsculas. Dos horas de intensidad interpretativa que, si bien se debate en una primera impresión de frialdad se va tornando intensa a medida que va llegando a su fin.

Vera ha querido dejar claro que la realidad de crisis económica en la que vive sumida la nación española tiene sus raíces en una cultura económica que se vanagloria de enriquecerse a costa de los demás y que ha existido siempre y a la que hay que combatir porque a las primeras de cambio se enseñorea con sus personajes mediocres queriéndose convertir en el referente dominante.

Pero no se queda aquí. Nuria Espert da vida a una mujer podrida por el resentimiento pero en la que subyace, y ésta es la novedad de esta propuesta, una sed de venganza de mujer traicionada, de mujer ignorada, también lo están las otras mujeres del reparto, y su historia se convierte en una reinvidicación de su papel como mujer.

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