EDITORIAL
Toda preparación es poca ante los temporales
"Mucha gente ha negado la condición de homosexual de Lorca hasta después de muerto, lo que no es justo ni correcto". Sobre esta afirmación tan rotunda ha construido su última obra el hispanista irlandés Ian Gibson, autor de varios libros en torno a la figura del poeta granadino. "Ya era hora de que pudiésemos ver al hombre completo", sentenció durante la presentación ayer en Sevilla de su nueva publicación Lorca y el mundo gay (Planeta).
Y es que aún transcurridas varias décadas desde el asesinato del poeta, mucha gente ha continuado negando esa condición de gay, que sin duda ha sido determinante para la construcción del universo literario lorquiano en obras como Romancero gitano o Poeta en Nueva York. La propia sobrina del escritor y presidenta de su fundación, Laura García Lorca, precisa que en su familia la condición sexual del poeta era tema tabú. El hermano de Federico y padre de Laura, Francisco García Lorca, no refiere el tema en ningún momento cuando publica el libro Federico García Lorca y su mundo. No sólo la familia, sino también los amigos y la propia crítica han optado habitualmente por ocultar la homosexualidad del granadino, lo que ha originado la pérdida de gran cantidad de fuentes documentales, como varias cartas manuscritas por el poeta.
Gibson califica su libro como "combativo contra la Iglesia por su trato a los gays", "mi intención es la de provocar, asumiendo el riesgo de que puedan tildarme de morboso", declara el escritor irlandés. En este sentido y a modo de guiño humorístico, encontramos en la contraportada una fotografía de San Miguel Alto, "el San Miguel más gay del mundo" en palabras de Gibson, entronizado oficiosamente por Lorca a través de un romance como el patrón de los homosexuales granadinos .
El gran hallazgo de la publicación es el secreto desvelado de uno de los escasos amores heterosexuales del poeta, el que mantuvo a los 18 años en el balneario de Lanjarón con la joven cordobesa María Luisa Natera. Tras un periodo de correspondencia, la relación deriva en uno de esos amores imposibles en torno a los que el desaparecido Francisco Umbral sitúa las claves de la obra lorquiana. Otro de estos "amores que no pudieron ser" fue el profesado al pintor Salvador Dalí, quien nunca se reconoció homosexual. Se conserva gran parte de la correspondencia establecida entre los dos artistas, la cual desvela un amor trágico. Pese a no llegar a buen puerto, la relación entre ambos influiría notablemente en sus respectivas producciones. "Hay mucho de Dalí en Lorca y mucho de Lorca en Dalí", señala Gibson.
Respecto a que su condición de gay fuese uno de los motivos del asesinato, Gibson precisa que "fueron muchos los factores, pero por encima de éste pesó más su condición política". Lorca se situaba junto a la República, siendo un autor rechazado por la derecha más dura. Sí pudo influir su homosexualidad a la hora de una posible tortura previa a la muerte. Para comprobar esto sería necesaria la localización de los restos, en palabras de Gibson, "muy necesaria para aclarar bulos".
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