Crítica de Música

Luces del Clasicismo

Con instrumentos y técnicas interpretativas de época, el Cuarteto Edding dejó tres contrapuntos de El Arte de la Fuga de Bach no sólo de rigor y claridad extraordinarios (lo esperado), sino de una extraña y palpitante intensidad.

Fue sólo el preludio a un programa clásico construido con un lenguaje de articulaciones nítidas, fraseo muy matizado y excepcional equilibrio instrumental, que si en el Op.77 nº1 de Haydn pareció desequilibrado hacia el primer violín es porque la obra lo pide, sobre todo en un Andante ornamentado con gusto exquisito y en un Finale de carácter extravertido y brillante virtuosismo, cuyas ricas imitaciones acentuaron la profundidad tímbrica del grupo.

Pese al sobrenombre con el que se le conoce, apoyado en la genial introducción lenta, el Cuarteto de las Disonancias de Mozart es de naturaleza solar, luminosa, lo que fue especialmente destacado en un final refulgente, pura luz. El Andante había sorprendido ya por su delicada y deleitosa transparencia y en el Minueto, el Edding supo jugar con contrastes entre rusticidad y elegancia. El Beethoven de la propina apuntó ya al universo dramático del Romanticismo.

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