Juegos de la edad temprana

Brazo & Fernández | Crítica

Pepe Fernández y Manu Brazo ante la Galería de los Grutescos del Alcázar.
Pepe Fernández y Manu Brazo ante la Galería de los Grutescos del Alcázar. / Actidea

La ficha

Brazo & Fernández

** XXIII Noches en los Jardines del Real Alcázar. Manu Brazo, saxofón; Pepe Fernández, piano.

Programa: ‘De inspiración barroca’(a partir de música de Clarke, Haendel, Vivaldi, Kreisler, Rameau, Bach, Purcell, Vitali).

Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Miércoles 6 de julio. Aforo: Lleno.

Manu Brazo triunfa en Inglaterra desde hace años por razones que saltan a la vista nada más escuchar la profundidad y dulzura de su sonido, su manera precisa de articular y su fraseo exquisito. Sin duda, un músico con enormes posibilidades. Pepe Fernández, utrerano como él, es también un pianista más que dotado, muy especialmente por el control rítmico y su capacidad de reacción ante cualquier imprevisto en las líneas ornamentales de su compañero. Llevan tiempo trabajando juntos con cierta regularidad, y uno desearía que desarrollaran una personalidad propia, que aún resulta muy incipiente.

Más allá de algún episódico jugueteo con técnicas extendidas en el piano y algunos adornos que parecen casi obligados por la naturaleza del saxo, este acercamiento al mundo barroco no pasó del paseo superficial por piezas muy conocidas (algunas auténticas mixtificaciones románticas, así en el remedo de Kreisler sobre Pugnani y en la supuesta Chacona de Vitali, un invento del XIX). No hay en ningún caso una inmersión en la época para ofrecer luego una visión propia de ese mundo. Lo que hay son transcripciones bastante ortodoxas que no siempre funcionan igual y un discurso que lo soporta (explicitado por el propio Brazo durante el concierto) que cae de lleno en el terreno de lo pueril. Hay momentos de virtuosismo (un saxo no puede articular como un violín y, sin embargo, a veces lo parecía) e incluso instantes de emoción (como en el bajo de lamento de Dido o en una sentida Aria de las Goldberg), pero todo acabó resultando previsible, blando e impersonal.

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