Miguel Hernández, poeta jondo

Su centenario y un disco reciente sirven para analizar la relación del poeta con lo jondo, que ha sido intensa en casos como los de Morente, Lole o Manuel Gerena

Íñigo Ruiz al cante, con Aurelio Álvarez.

14 de abril 2010 - 05:00

Ruiz/Guillén/Merchante. La Fragua/Ayto. de Logroño.

El centenario de Miguel Hernández sigue adelante y, extrañamente, no hay programado ningún acto flamenco que lo evoque cuando, como trato de explicar más abajo, la relación del poeta con lo jondo viene de lejos, siendo no obstante menos íntima que la de García Lorca o Machado.

La relación del flamenco con Hernández viene de lejos. El primer álbum monográfico de la discografía hispánica dedicado al de Orihuela es Homenaje flamenco a Miguel Hernández de Enrique Morente, publicado en 1971, un año antes que el mítico disco de Joan Manuel Serrat. Ya Paco Ibáñez había cantado poemas de Hernández, pero éste fue, como digo, el primer monográfico. La influencia de la poesía de Miguel Hernández recorre todas las coplas de Manuel Gerena, que declara al de Orihuela su "maestro en el verso". Tanto es así que Manuel Gerena acabó dedicándole un disco completo en 2001. También Lole y Manuel o Diego Carrasco, por citar dos ejemplos a vuelapluma, han cantado versos del oriolano.

La raíz viene de lejos: José Gelardo ha analizado la influencia de las formas y los temas flamencos en la obra de Miguel Hernández, en poemas, y textos dramáticos y en prosa, de todas sus etapas creadoras. No cabe duda de que Hernández leyó los cancioneros flamencos, tan populares en los años 20 y 30. Pero esta relación va más allá: el propio Gelardo nos informa de un ramillete de poemas flamencos escritos por Miguel Hernández para ser cantados. De hecho, fue la influencia del poeta y cantaor aficionado Carlos Fenoll, al margen del ambiente flamenco dominante en el periodo en toda España, también en el levante, Alicante y Orihuela, el que marcó esta relación. Gelardo ha investigado los locales flamencos que había en Orihuela y Alicante en los años 20.

Vista dicha relación, sorprende que este año del centenario del nacimiento del poeta no haya propiciado la creación de novedades flamencas, en forma de disco o espectáculo, en torno a la figura del poeta. Ésta que les presento hoy es una de las pocas novedades. Es un libro-disco concebido y ejecutado en Logroño por los hermanos Ruiz, Iñigo al cante y Gaztea como versificador, en homenaje a Hernández. Una obra que sigue al poeta en su recorrido afectivo y vital. Gaztea Ruiz ha glosado en formato flamenco (peteneras, soleá, tientos, seguiriyas, etc.) la vida del poeta con unas coplas directas, tensas y emotivas. Íñigo ha puesto su voz bronca y entregada y Guillermo Guillén la guitarra y la producción musical. Los recitados son de Javier Merchante y Rocío Márquez pone su dulce son en sendos dúos con Íñigo Ruiz, por tangos y bulerías. Una obra que rezuma entusiasmo y fe flamenca, como evidencia la grabación de nada menos que doce estilos flamencos distintos en formato de disco doble, todos ellos con letras de nuevo cuño.

Acabo con un par de muestras de la poesía flamenca que Miguel Hernández escribió para ser cantada, muy poco conocida, publicada por vez primera en Chile en 1959 según nos informa, de nuevo, José Gelardo: Que yo no sé qué me pasa/si te quiero o no te quiero/si tu casa no es tu casa/si hiela un querer o abrasa/si me matas o me muero. Nadie diga a su vecino que en la taberna murió/ un querer que enterré yo/dentro de un vaso de vino.

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