Cultura

Profetas en su tierra

  • El Monasterio de la Cartuja acoge hoy en sesión doble el comienzo del ciclo 'Sevilla y sus músicos'

Durante demasiado tiempo, los intérpretes sevillanos participaron sólo ocasionalmente en el Femás, pero en los últimos años han pasado a convertirse en la auténtica columna vertebral de su programación. No es ya sólo la Orquesta Barroca de Sevilla o los solistas y conjuntos más reconocidos en el exterior, sino todo el tejido de pequeños grupos que han surgido y prosperado al calor de las nuevas condiciones artísticas y sociales de nuestros días: más posibilidades de formación, ciclos regulares de conciertos especializados, becas y otras ayudas públicas o la misma existencia de un certamen que, no conviene olvidarlo, es el segundo de España por antigüedad...

El año pasado, el festival acogió ya a algunos de estos intérpretes en Sevilla y sus músicos, un ciclo que se repite en esta edición, aunque con sólo dos citas dominicales, la primera de carácter doble. Abre hoy la serie (a las 12:00 en el Monasterio de la Cartuja) el trío formado por el violagambista Rami Alqhai, el laudista Miguel Rincón y el clavecinista Alejandro Casal, que ofrece un programa con música de los dos grandes violistas de la corte del Rey Sol, Marin Marais y Antoine Forqueray.

El Ensemble Carmen Veneris, que forman un cuarteto de cuerdas junto a la flautista Ana López Suero, se presenta (también hoy, a las 13:15 en el Monasterio de la Cartuja) con un programa del más puro Clasicismo, que además de una obra de Antonin Reicha, ofrece el interés de dar a conocer uno de los cuartetos de cuerdas del toledano Manuel Canales, uno de los compositores españoles del siglo XVIII que está empezando a ser recuperado y valorado, junto a un arreglo para flauta, cuarteto de cuerdas y fortepiano ad libitum de la Sinfonía nº94 de Haydn, arreglo preparado en su día por Peter Salomon, editor y amigo del propio compositor, el más admirado por Canales.

El tercer concierto de este ciclo (domingo 21 en San Clemente) de matinales lo ocupa el Coro de la Sociedad Musical de Sevilla, que no deja de crecer, ahora con nuevo director (Israel Sánchez López) y un interesante recorrido por una música menos escuchada de lo que merecería su auténtico valor, la escrita por los maestros de capilla de la Catedral sevillana en el siglo XVII, de la que Alonso Salas y su Coro Juan Navarro Hispalensis ofrecieron hace varias ediciones una muestra extraordinaria que, lamentablemente, no pareció suficiente para que se profundizara en su estudio y difusión. A ver si ahora hay más suerte.

Fuera ya del ciclo matinal, hay también presencia de intérpretes locales en la actuación del conjunto Música Prima que, comandado por el cantante y multiinstrumentista colombiano Francisco Orozco, hará (miércoles 17, a las 20:30 en el Convento de Santa Ana) un agudo análisis de las relaciones entre la música europea y la americana anterior a la llegada de Colón. El programa, en versión algo más reducida y con la colaboración de la actriz Lola Botello, será ofrecido también en un programa didáctico doble para alumnos de los centros escolares que lo hayan solicitado. También sentido didáctico tiene el proyecto que se ha llamado Academia Barroca Femás, que reunirá (día 17, a las 10:00 y a las 12:00 en el Teatro Alameda) a aventajados alumnos del Conservatorio Superior de Sevilla con destacados solistas de la OBS, todos bajo la dirección de Enrico Onofri, para interpretar un programa del más conocido repertorio internacional (Lully, Haendel, Corelli, Geminiani).

Presentación también del máximo interés la del tenor sevillano Juan Sancho, quien está desarrollando una más que promisoria carrera en el exterior sin que apenas nos enteremos en su ciudad natal, donde se prodiga menos de lo que merecería. Es completando el formato del Café Barroco (sólo dos citas este año) como Sancho llega a Sevilla (sábado 20, a las 19:30 en el Casino de la Exposición), acompañado por el pianista gallego Xoan Elías Castiñeira, que tocará en un instrumento de época, y por la bailarina Macarena Vergara. El programa se sale de los límites cronológicos convencionales de la música antigua, ya que es un acercamiento a la ópera y la canción belcantista (Rossini, Donizetti, Manuel García), que se aderezan con piezas instrumentales de dos de los mayores compositores del siglo romántico, Chopin y Schubert.

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