Reflexión y agitación en cuarteto

Crítica de Música

Pablo J. Vayón

13 de junio 2017 - 02:32

La ficha

*** 'Benedicte Palko'. Turina Entrefestivales. Intérpretes: Benedicte Palko, piano; Antonio Viñuales Pérez, violín; Alberto Rodríguez Herrero, viola; Salvador Bolón Edo, violonchelo. Programa: Cuarteto para piano y cuerdas en mi bemol mayor KV 493 de Mozart; Cuarteto para piano y cuerdas nº2 en mi bemol mayor Op.87 de Dvorák. Lugar: Espacio Turina. Fecha: Lunes 12 de junio. Asistentes: Unas 80 personas.

Estupendo cierre de este Turina Entrefestivales que ha mantenido viva durante unos meses la llama de un festival que a punto estuvo de desaparecer, pero volverá a principios de septiembre con su sexta edición. Su creadora y directora, la pianista Benedicte Palko, se reunió con tres jóvenes vinculados al Festival, que han coincidido en sus centros de estudio tanto en España como en Suiza, para un programa con dos grandes obras de repertorio.

En Mozart, el cuarteto optó por enfatizar el tono reflexivo y sereno de una composición abundante en contrastes de texturas, aunque siempre partiendo de dos planos bien marcados: el piano y el trío de cuerdas, en donde destaca el carácter privilegiado del violín. Interpretación lenta, con abundantes matices dinámicos y un tratamiento muy flexible del tempo, lo que quedó bien marcado en el arranque del Larghetto, con esas frases del piano que Palko estiró con clara intención expresiva. En ese mismo sentido cabe destacar el juego con los silencios o el contraste muy marcado entre la figuración (sobria) del teclado y la densidad del trío.

Rica tanto en variedad de atmósferas como en melodías, la obra de Dvorák fue expuesta desde la agitación del primer movimiento (que reaparece inusitadamente en la sección central de un tercer movimiento de carácter ligero) con una intensidad enérgica y brillante que sólo parece descansar en ese tercer tiempo o en puntuales secciones del a la vez dramático y lírico Final. Frente a la reflexión clásica de Mozart, la acción romántica.

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