Riámonos, la vida no vale nada

Javier Paisano

07 de junio 2012 - 05:00

Pentación. Autor: Christopher Durang. Dirección: Josep Costa. Intérpretes: Charo López y Javier Gurruchaga. Iluminación: José Manuel Guerra. Vestuario Charo López: Rafa Díaz. Productor: Jesús Cimarro.Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: Miércoles, 6 de junio de 2012 .Aforo: Tres cuartos.

Se despide la temporada estrictamente teatral del Lope de Vega con Carcajada salvaje, una obra que ya estrenó la misma Charo López hace dieciocho años. Entonces su compañero fue Abel Vitón. En esta ocasión lo es Javier Gurruchaga. Recuerdo que en 1994 la obra provocó un cierto escándalo por la crudeza con la que el personaje de Charo López se expresaba y por la misma carnalidad sincera que le aportó la actriz.

Todo lo anterior permanece en esta versión que vuelve a contar también con el mismo director Josep Costa el cual, me temo, no ha visto la necesidad de realizar una mayor adaptación del texto del norteamericano Christopher Durang a nuestra España actual.

Dos monólogos a modo de conferencias son la base de este espéctaculo que utiliza la comedia para hacer un retrato de la deshumanización en la que vivimos. Charo López se siente bien en el papel de esta ezquizofrénica confesa que analiza con una lucidez espantosa todo lo que la rodea.

La descripción de su vida, gracias al humor, son digeridas sin dificultad y, más aún, el espectador puede sentirse reflejado en muchas de las manias de esta señora excelentemente defendida por Charo López y con la que acabamos identificándonos si no de una manera general, no oculta su enfermedad mental, sí en aspectos puntuales.

Tras el mutis de la actriz aparece Javier Gurruchaga con unas notas para ofrecernos su conferencia. Inmediatamente identificamos al personaje que había sido protagonista en el relato de la mujer. Tenemos, de esta manera, dos puntos de vista sobre una misma situación. Gurruchaga sorprende más que López, quizás porque, acostumbrados a su propio personaje, se mantiene firme sin dejarse llevar por el histrionismo y resuelve con espectacularidad su singular agorafóbico personaje.

El espectáculo, al completo, resulta estimulante, divertido y esperanzador.

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