'Taquilla torera' parodia la picaresca maestrante en el Teatro Imperdible

"Aficionados pagan a inmigrantes para que hagan cola y compren el abono de la temporada taurina". Parece un disparate sacado de la ficción, pero no lo es. Cuando el sevillano Pablo López escuchó esta noticia en los informativos, ya llevaba tiempo planeando escribir una obra que girara en torno al mundo de los toros, no tanto en la fiesta, como en los personajes que habitan este universo cargado de tradición, pero también de clichés y picaresca. Es con este enfoque con el que nace Taquilla torera, la primera producción larga (la cuarta de su repertorio) de la compañía Embudo Club Teatro, surgida de un grupo de alumnos -nueve en total- de la Escuela de Superior de Arte Dramático de Sevilla y formados, de manera complementaria, con los grandes maestros de la escena andaluza, entre otros, Alfonso Zurro, Jorge Cuadrelli, Roberto Quintana y Lilian Aracil.

Con referentes como el costumbrismo, ácido y mordaz, del tándem que Berlanga y Azcona y el teatro del absurdo de Ionesco y Pinter, pero también de clásicos del humor como los Hermanos Marx o los Monty Phyton, enumera López, se traza las líneas de esta excéntrica -y no por ello, menos reconocible- reunión de ocho personajes... en busca de un abono de temporada. "Quedan tres días para que finalice el plazo de renovación de abonos para la próxima temporada taurina de la Plaza de la Maestranza de Sevilla. Ocho personajes harán todo lo posible para conseguir el único carné, que se pondrá a la venta en el caso de que muera el socio más antiguo: don Estéfano Sotogordo", explica Jesús Redondo, uno de los protagonistas de la obra que sobre las tablas da vida a Tuerto, un barrendero local perplejo ante "el cinismo de la sociedad".

El mundo del toro, continúa López, "es una excusa para plantear un crítica a la sociedad, en todos sus escalones, desde el policía al yonqui, del barrendero al típico pijo sevillano", que es quien, según el autor, "desencadena una trama que tiene referencias del teatro del absurdo, tanto en la escenografía como en los personajes", y también, bebe, explican, "del mundo disparatado de las viñetas de Ibáñez".

Escrita en clave de comedia, Taquilla torera -que ya se pudo ver a principios de años en el Auditorio del Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla- deja lugar a la reflexión, que llega de la mano de la sonrisa amarga ante la contemplación de las motivaciones vitales de los personajes, que no luchan ya sólo por un abono, sino por el amor de una mujer, el dinero para una madre enferma o por un puesto de trabajo.