Tiempos de derrota y dignidad
Hasta siempre, hijo mío | Crítica
Ficha
**** 'Hasta siempre, hijo mío'. Melodrama, China, 2019, 175 min. Dirección: Wang Xiaoshuai. Guion: Mei Ah, Wang Xiaoshuai. Fotografía: Kim Hyun-seok. Música: Dong Yingda. Intérpretes: Liya Ai, Du Jiang, Zhao-Yan Guo-Zhang, Jingjing Li, Xi Qi, Wang Jingchun, Roy Wang, Cheng Xu, Mei Yong.
La muerte trágica de un hijo se abre bajo los pies de este excelente melodrama como un verdadero agujero negro que absorbe la alegría de sus protagonistas y atraviesa los tiempos de la historia íntima de ese gran fracaso colectivo que fue y hasta cierto punto sigue siendo la China moderna, primero bajo el yugo censor, vigilante y uniformado del Comunismo, ahora en la piel de neón y cemento del neocapitalismo más voraz y deshumanizado.
Wang Xiaoshuai (La bicicleta de Pekín, Sueños de Shanghai, 11 Flowers), el más ilustre representante y factótum de la Sexta Generación junto a Jia Zhang-ke, adopta aquí las formas del relato y el melodrama clásicos para agujerear el paso del tiempo, desde los primeros años ochenta hasta el presente, con pleno control de los elementos y una sólida y elocuente puesta en escena, todo al servicio de una de esas tramas-río que atraviesan décadas y acontecimientos con la Historia como telón de fondo que marca el designio de sus personajes, jugando hábilmente con los ecos y los recuerdos, manteniendo vivo el hilo de los secretos y las confesiones, haciendo vibrar el pasado en el presente a través de figuras de estilo que cierran el relato sobre sí mismo con tanta precisión como emoción contenida y verdadera.
Hasta siempre, hijo mío es así la crónica dilatada de una derrota familiar y de una lucha por la dignidad ante el destino de la gran política y la fatalidad de los acontecimientos íntimos, un ajuste de cuentas con aquellas campañas de “hijos únicos”, “planificación familiar” y desmantelamiento industrial que, en los estertores del sistema maoísta, destrozaron familias y parejas en aras del control y la dispersión social. También el relato de una amistad mantenida a lo largo de los años sobre la comprensión y el perdón, desde la complejidad de los afectos primarios que trascienden las circunstancias y la deriva del tiempo. Un filme poderoso y emocionante al que acudir obligatoriamente para entender la China contemporánea y sus peajes.
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