Tomás de Perrate | Crítica

Una forma de vida en la garganta

Tomás de Perrate presentó una versión reducida de 'Soleá sola' en Sevilla.

Tomás de Perrate presentó una versión reducida de 'Soleá sola' en Sevilla.

Es un concierto muy emotivo, de dos artistas que conocen al dedillo el repertorio clásico, o, mejor dicho, los repertorios clásicos, por vivencias personales y familiares y por afición. Y que se sienten esta noche completamente libres sobre la escena. En particular , me regocijo con esos dos pasajes en los que se van a los orígenes retomotos de este arte, las danzas del Renacimiento y del Barroco: la chacona, la seguidilla. Demuestra así Perrate que conoce las últimas investigaciones que estamos llevando a cabo en la materia. Le da, si me lo permiten, un pequeño empujoncito amistoso a la "etapa hermética" de la flamencología de la pasada centuria. Y Perrate y Lagos se meten en este terreno desde le dicha del ritmo ternario, el más representativo de España, el más representativo de los gitanos. Dice Perrate que aprendió de los gitanos de Lebrija lo que en su día nombró como "seguiriyas didácticas". Ahí están las viejas pizarras de Manuel Vallejo, que es de donde lo tomó Morente, con este ritmo hipnótico para la seguiriya.

Por soleá se sale de su lugar de confort para identificarse con su paisana La Serneta. Por bulerías la identificación es total, porque son muchas las horas, desde la infancia, escuchando los boleros de Machín en las versiones de Perrate de Utrera, con la guitarra de Diego del Gastor. Y hablando de guitarras frescas, cristalinas, pulcras: Alfredo Lagos es un virtuoso versátil, algo muy difícil de encontrar hoy en día. En el romance combina la melodía, de La monja a la fuerza, que alimentó a la petenera, con la bulería por soleá mairenista. El ritmo ternario es en su garganta, en sus manos, en su cuerpo, una forma de vida. Y en las notas más graves, negras, Perrate se siente igual que en el salón de su casa.

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