"La Transición tuvo una parte de estafa"

Alberto San Juan. Actor y director teatral

El intérprete cierra este domingo en TNT la actual edición del Fest

En 'España ingobernable' propone una historia de la rebeldía en este país

El actor, dramaturgo y director Alberto San Juan.
El actor, dramaturgo y director Alberto San Juan. / D. S.
José María Rondón

04 de mayo 2018 - 08:09

Sevilla/Al borde ya del medio siglo, Alberto San Juan (Madrid, 1968) está ya lo suficientemente moldeado como para saber que la vida no es buena, ni noble, ni sagrada, pero que el teatro la hace vibrar mejor, la descifra, la inflama. Hace tiempo que pone en pie piezas donde un hombre se pone a mirar de frente para destilar una estupefacción, un desacuerdo, una querella contra esa realidad llamada España. Acompañado de la guitarra de Fernando Egozcue cierra el domingo el Festival de Artes Escénicas de Sevilla (Fest) en el Teatro TNT Atalaya. España ingobernable se titula el espectáculo. Casi un destino.

-Imagino que cada vez que regresa a Sevilla le será inevitable recordar su trabajo en la Exposición Universal de 1992. A ese dinero le debe su carrera artística.

-Amo Sevilla. Por muchas cosas. Y, efectivamente, mi primer sueldo me lo gané en la Expo. Con esos ahorros entré en una escuela de teatro, donde conocí a Willy Toledo, Nathalie Poza y Ernesto Alterio. Con ellos, monté una obra que se tituló Animalario. Después, nos encontramos con Andrés Lima y creamos una compañía con ese mismo nombre.

-¿Por qué el teatro es el arte más combativo? A veces lo de teatro político parece casi un pleonasmo...

-El teatro tiene la singularidad, de enorme potencia, de suceder en el momento. En vivo. Por lo demás, no creo que sea necesariamente más combativo que cualquier otra forma artística.

-Alguien podrá decirle que va al teatro, no a un mitin...

-Con esa persona habré fracasado.

-¿Dónde está, en su opinión, la capacidad transformadora del teatro? ¿En la fuerza de los textos, en el contacto directo con el espectador...?

-La comunicación transforma. Si yo te digo hola es un pequeño suceso que puede, quizá, modificarte en alguna medida. Y el teatro es comunicación. Pura comunicación.

-Usted asocia su labor teatral con el periodismo. Habla, incluso, de teatro periodístico. ¿Podría explicarlo?

-Ninguna etiqueta me gusta. He utilizado alguna vez esa definición cuando me han pedido definir lo que hago. Básicamente, se refiere a la investigación de hechos reales y su uso como materia prima para crear una ficción a través de la cual intentar aproximarse a una cierta verdad o claridad.

-"En España hay hambre de realidad", según su diagnóstico.

-Así lo creo. Tenemos mucho atraso de realidad. Uno de los elementos centrales del pacto institucional con el que se resuelve la Transición es el olvido.

-En España ingobernable, la función que le trae a Sevilla, propone una antología de la rebeldía española a lo largo del siglo XX. ¿Lo nuestro tiene remedio?

-Claro. Mientras hay vida, hay acción. Una vez en acción, todo puede suceder.

-En esta obra enlaza textos de Lorca y Miguel Hernández, de Ángel González y Albert Pla con fragmentos de discursos de Franco y Queipo. ¿Qué sale de ahí?

-Trocitos de nuestra historia que, en mi opinión, son útiles para el presente.

-Aparentemente es un trabajo muy expuesto para usted. Sólo está arropado por la guitarra de Fernando Egozcue.

-Desde el monólogo Autorretrato de un joven capitalista español me he acostumbrado a estar solo en escena. Sin nada. Ni apenas personaje. O sea que con Fernando me siento en multitud.

-En la reciente historia de la rebeldía en España tiene un capítulo especial el 15M. ¿Perdió fuerza al formalizarse en una fuerza política? ¿Se le dio un cauce adecuado?

-Me parece que Podemos es una necesidad entendida por sus actuales dirigentes de una forma que no comparto. No creo en líderes ni vanguardias. Creo en la democracia participativa. En las asambleas y las portavocías. En la primera persona del plural. Nunca un "yo" podrá representar un "nosotros". Unidos Podemos es necesario pero insuficiente.

-Quizás el último capítulo es el 8M, con las mujeres al frente. ¿Cómo valora esta movilización?

-En este momento, el feminismo es el ámbito donde resulta visible la lucha por la emancipación humana. De ahí que los líderes del neoliberalismo, desde Albert Rivera a Ana Patricia Botín, estén tratando de integrar y neutralizar el levantamiento de las mujeres.

-Hace poco hubo un amago de prohibir uno de sus espectáculos en Pinos Puente (Granada), pero no ha sido el único. ¿A qué cree que responden estos hechos?

-A la criminalización de toda disidencia.

-En los últimos años su carrera ha hecho sobre todo parada en el teatro, alejándose del cine y la televisión. ¿Por qué?

-Me he dedicado a escribir, dirigir y actuar en teatro de forma permanente. Además, he participado en la creación de la cooperativa Teatro del Barrio, en el barrio madrileño de Lavapiés. El cuerpo no me ha dado para más. Ya veremos a qué me dedico en los próximos años.

-¿Cómo funciona Teatro del Barrio, una combinación de espacio cultural, centro de pensamiento e iniciativa ciudadana?

-Es una cooperativa de consumo. Forma parte de la economía social y solidaria, donde el beneficio privado se subordina al bien común. Es una forma de propiedad colectiva. Empezamos diez personas y hoy son 470 socios, muchos de los cuales se organizan en comisiones para participar en la gestión del teatro. Es un espacio de artes escénicas y debate. Un lugar sin dueño.

-A ese respecto, usted sostiene que la Transición tuvo mucho de "estafa ciudadana". ¿Por qué?

-La Transición tuvo una parte de estafa. Lo que se nos hurtó fue la participación ciudadana a la hora de tomar los grandes acuerdos que fijarían el marco político, social y legal para los siguientes 40 años.

-¿Nunca le ha atraído la política activa, "profesional" por decirlo de algún modo?

-No creo en la política como profesión. Me parece un concepto corrupto en sí mismo. La política, la organización de la convivencia, ha de ser cosa de todos. No puede haber representantes profesionales de todos.

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