Cultura

"Estos artistas me han hecho sentir como un 'voyeur' con cámara"

  • Carlos Saura presenta ‘Flamenco, flamenco’, un fresco de los intérpretes actuales del arte jondo · “Es una fortuna que exista una persona así llevando nuestras imágenes al mundo”, dice el guitarrista Manolo Sanlúcar

Aunque de manera natural se tienda a comparar con lo hecho en el pasado, con esa joya que fue Flamenco, la película Flamenco, flamenco es presente. Estrenada ayer en una gala especial dentro del Sevilla Festival de Cine y rodada hace un año en el pabellón del Futuro de la isla de la Cartuja, la cinta con la que Saura regresa al género musical es un magnífico fresco de lo que hoy representa el arte jondo en todas sus expresiones: cante, baile y toque. Y aunque, 15 años después, algunos repiten experiencia –Manolo Sanlúcar, Paco de Lucía y Farruquito (hoy ya convertido en un bailaor consagrado)–, en su conjunto este grupo de artistas que se han puesto frente a la cámara de Carlos Saura simboliza esa nueva generación que ha dotado al flamenco de nuevos lenguajes de expresión que traspasan fronteras, idiomas y complejos. Tampoco su director cree que sea conveniente echar la vista atrás de manera automática: “Es un error porque son dos cosas distintas, ya que el flamenco ha sufrido una gran revolución en estos años, sobre todo en el baile, con gente como Israel Galván, Rocío Molina o Farruquito”. Generaciones que se cruzan en “un ejemplo de ese puente maravilloso entre lo que era, lo que es y lo que será en el mundo del flamenco”, define el responsable de grandes títulos del cine musical como Bodas de sangre, Sevillanas o Iberia.

En la sala de prensa –y horas antes de que recibiera en el Lope de Vega el Premio Ciudad de Sevilla–, Carlos Saura desgranó ayer por la mañana las razones que le han llevado a emprender este proyecto, que produce GPD, en el que ha contado con el “riguroso” asesoramiento de Isidro Muñoz, responsable de la selección de los artistas. “La gracia y la dificultad ha sido elegir a quién debe participar” porque “faltan algunos que quizás deberían estar”, como Enrique Morente, que, por problemas de agenda, aclaró el director, “no está”, pero, insiste, “estoy muy satisfecho con los que aparecen”.

La mirada de Saura es, reconoce, la de “un amante del flamenco, no un experto”. “Estos artistas me han hecho sentir como un voyeur con cámara, suena egoísta, pero sólo tenía que sentarme frente a ellos y disfrutar”, dice del trabajo que han realizado talentos tan dispares como Miguel Poveda, Sara Baras, Arcángel, Israel Galván o Eva Yerbabuena. Prueba de que lo que se escenifica en Flamenco, flamenco supone un relevo generacional es, por ejemplo, que la intérprete de San Fernando Niña Pastori –que canta en el filme La leyenda del tiempo, tema que hizo universal Camarón– esté acompañada por Tomatito, el mismo guitarrista que tantos recitales le tocó al genio de la Isla. Pero hay más guiños a la tradición: el martinete en la fragua, la copla a golpe de nudillos en la intimidad de la taberna, la coreografía de la marcha procesional, las viejas de Jerez por bulerías–, y miradas desacomplejadas al nuevo vocabulario que, sobre todo en danza, manejan los artistas hoy: el garrotín de Rocío Molina, la seguiriya de El Carpeta, el silencio de Israel Galván, así como la importancia que con los años ha adquirido el piano flamenco gracias a Diego Amador y Dorantes.

Y todo ello, en una escenografía de grandes paneles con reproducciones de pinturas alusivas a la cultura andaluza –para Saura, “ es como un museo del flamenco”– y el sello en la fotografía del mago de la luz, Vittorio Storaro.

Para Manolo Sanlúcar, presente en la rueda de prensa, “es una fortuna que exista una persona del cine que lleve al mundo entero nuestras imágenes”. Esa difusión en el mundo de las películas de Saura –ésta ha sido vista ya en Montreal y Shanghai– casa con la candidatura ante la Unesco del flamenco que promueve la Junta de Andalucía, un reconocimiento éste que, para el director aragonés, debería haber llegado hace mucho: “Es absurdo que [este arte] no se haya considerado antes” aunque, dijo, “realmente no lo necesitamos”.

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