¿Un Beethoven inesperado? La ROSS y un coro 'amateur' lo hará posible en el Teatro de la Maestranza
Cultura
Este jueves y viernes el Teatro de la Maestranza celebra los 200 años de la novena sinfonía de Beethoven, con la singularidad de que la clásica pieza será interpretada por un coro de voces aficionadas
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Se han cumplido 200 años del estreno de la novena sinfonía de Beethoven, pero sus posibilidades –es decir, sus versiones, sus lecturas- aún no se han agotado. Es lo que tienen las obras clásicas: sobreviven al tiempo, a las generaciones –para cada una tiene su discurso-, y por tanto sus interpretaciones parecen ser infinitas. Esta particularidad, tan obvia, de los nombres que alcanzan el canon recuerda a esa conocida frase de los secesionistas vieneses: “A cada tiempo, su arte. A cada arte, su libertad”. Precisamente en Viena, en 1824, se estrenó esa novena sinfonía que nos evoca la mejor Europa, y lo mejor de la condición humana.
Dos siglos después de aquel acontecimiento, la popular melodía del compositor alemán se mantiene joven. Actual. Viva. Dispuesta a emocionarnos una vez más, en esta ocasión en el Teatro de la Maestranza y gracias a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Pero esta función prevista para los días 10 y 11 de julio nos ofrece una visión insólita y única: la participación de casi 500 voces, muchas amateurs, que interpretarán la clásica pieza, esta Oda a la Alegría.
El público que estos dos días se acerque al Maestranza tendrá la oportunidad de apreciar una versión renovada, y podríamos decir que inédita, de la novena sinfonía de Beethoven. La original idea, promovida por el director gerente de la orquesta sevillana, Jordi Tort, cuenta con la dirección musical de Isabel Rubio y con el complejo trabajo de María Elena Gauna, encargada de dirigir este coro participativo, integrado en su mayoría por personas que jamás han leído una partitura ni han actuado en un teatro de estas dimensiones.
En esta “celebración musical” la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla estará “al completo”, revela Isabel Rubio, quien atiende a la llamada de este periódico. El descomunal proyecto ha sido posible gracias a la coordinación de Isabel Chía, musicóloga y cantante.
Yolanda Monreal, participante en este extraordinario coro: “Ha sido un reto. No había leído una partitura en mi vida”
Casi mil personas se presentaron el pasado mes de febrero a unas audiciones de las que saldrían las voces del coro participativo para “la Novena” de Beethoven. De esas mil personas fueron elegidas casi unas 500. Actualmente, de estas han quedado 453 integrantes. Son hombres y mujeres que “no sabían de música ni tenían formación vocal”, explica la coordinadora del proyecto, Isabel Chía, pero que durante dos días interpretarán un Himno de la Alegría que es sinónimo de fraternidad, de convivencia.
“Hay una idea implícita en la sinfonía de Beethoven, que es esa cosa del hermanamiento, de crear amistad, unión entre personas que no se conocen de nada”, detalla Chía, aclarando una de las pretensiones clave de esta iniciativa. En este caso, como informa la cantante, se trata de contribuir a un ambiente de comunidad, o de comunión, que a veces se echa en falta en esta vida nuestra donde la soledad o la incomunicación son situaciones que acompañan y expresan; es decir, son problemas que descifran nuestro tiempo.
Este trabajo de reunir a tantas voces amateurs “ha sido un camino complicado”, asegura Chía, aunque también confiesa que el resultado “ha superado todas las expectativas”. Una cosa por la otra. “El entusiasmo y el interés por que salga todo bien ha superado lo que esperábamos. Finalmente, ha sido un proyecto muy bonito y muy interesante”, añade.
Es esta una visión compartida por Yolanda Monreal, headhunter –es decir, responsable de la selección de personal para empresas- y una de las 453 voces del coro amateur. Monreal se sumó al casting de casualidad. De manera accidental. “Un familiar me llama y me dice que hay una audición para hacer una participativa. Y que no perdía nada presentándome. El día de antes no sabía si presentarme. Pero finalmente acudí. A los pocos días me llegó la respuesta de que me habían cogido”, declara a Diario de Sevilla.
Monreal sí contaba con una experiencia como intérprete, aunque en absoluto profesional. “No tengo estudios musicales, pero sí de pequeña había cantado en el coro del colegio. Cuando vivía en Badajoz estuve en una coral, pero nada más allá de bodas, bautizos y comuniones”. “No había leído una partitura en mi vida”, apunta.
Estos meses de ensayos han sido “muy duros” y a su vez “muy bonitos” para Monreal. Muchas horas de dedicación. De ensayos semanales en el teatro y de más ensayos en casa, para pulir aquello que cada semana había que mejorar. “A medida que se ha acercado la fecha hemos ido incrementando los ensayos. Empezamos ensayando primero las mujeres y, a medida que se ha ido acercando la fecha, ya empezamos a ensayar con los hombres. Poco a poco hemos metido más ensayos. Hasta esta semana [la de las funciones], donde hay ensayos todos los días. Autotrabajo en casa y mucho compromiso”, relata esta participante del coro. Todo este esfuerzo, sin dudarlo, le ha merecido la pena. “En términos generales ha sido increíble”, sentencia. De la experiencia previa al estreno se lleva esa “sensación de emoción, trabajo bien hecho y lo bonito que salió el último ensayo”.
Con las entradas agotadas, nos advierten de que esta celebración de la memorable sinfonía será “muy especial”, pues “invita a disfrutar la música desde dentro”. “Va a ser una experiencia envolvente y muy emocionante”, sostiene la directora de orquesta Isabel Rubio, quien nos cuenta que Beethoven, con esta composición, quiso “llegar a todo el mundo. A toda la humanidad”. Una humanidad que dos siglos después devuelve ese propósito y llega a la obra. El itinerario de la cultura siempre encuentra un recorrido de vuelta -por lo general enriquecedor-. En esta ocasión así será. Con el ánimo de compartir, disfrutar y contribuir a un instante de plenitud, encuentro y alegría.
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