Francisco Soriano: “El Festival de Ópera va a mostrar Sevilla desde una mirada nueva y atrevida”

La cita, que celebra su primera edición en otoño, usará como “pretexto” la relación de la ciudad con la lírica para “ir más allá” con una oferta contemporánea, viva y abierta al mundo.

El Festival de Ópera es ya una realidad

El pianista Francisco Soriano, director del nuevo Festival de Ópera de Sevilla, fotografiado en las ‘setas’ de la Encarnación.
El pianista Francisco Soriano, director del nuevo Festival de Ópera de Sevilla, fotografiado en las ‘setas’ de la Encarnación. / Antonio Pizarro

Pocos enclaves han sido tan fértiles en la inventiva de los compositores como Sevilla, declarada Ciudad de la Ópera por su fuerte presencia en el repertorio lírico y por haber sido el transfondo de algunos de sus títulos fundamentales. El Festival de Ópera de Sevilla, que se celebra del 25 de septiembre al 12 de octubre en espacios diversos como Artillería, el Alcázar o el Teatro Maestranza, nace para celebrar ese portentoso legado pero también con la voluntad de dejar atrás ese cliché de musa ensimismada y nostálgica, como explica el director de esta cita, el pianista Francisco Soriano, que ha diseñado una programación que quiere mirar desde otros ángulos ese escenario legendario, dialogar con los creadores del presente y abrirse al mundo. “Desde la primera edición es conveniente que vayamos más allá. Y por eso no nos vamos a ceñir sólo a títulos directa o indirectamente vinculados a la ciudad. Ese, digamos, es el mcguffin, una premisa de la que partir, una invitación. Vengan ustedes a ver Sevilla, que ha propiciado tantas óperas, pero nosotros vamos a mostrarla desde una mirada atrevida, contemporánea. Hemos diseñado una propuesta para todos los públicos, que es otro de los objetivos del festival, atraer también a espectadores que no están muy familiarizados con la ópera”, explica Soriano sobre un festival, organizado por el Ayuntamiento de Sevilla a través de la delegación de Turismo y Cultura, cuyas entradas ya se pueden adquirir en su página web, www.sevilla.org/festivaldeopera.

Pregunta.–El cartel que ha diseñado Ana Barriga, tan contemporáneo y cosmopolita, parece toda una declaración de intenciones.

Respuesta.–Exacto. Su trabajo refleja perfectamente el espíritu que queremos desde la primera edición. Este proyecto nace en Sevilla, y va a tener muy en cuenta a los sevillanos, pero se dirige al mundo. Queremos ser capaces de inscribir nuestra cita en el circuito europeo de festivales, en ese grand tour que arranca con el Maggio Musicale en Italia y que se prolonga hasta finales de verano o la entrada del otoño, cuando se programa nuestro festival. Es la fecha idónea por el clima y porque vamos a alternarnos con otra gran iniciativa cultural de la ciudad, la Bienal de Flamenco. Aquí sería de justicia mencionar a Fernando Mañes, director general de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, que apostó por este proyecto y es su gran impulsor.

P.–Decía antes que querían atraer a un público que no frecuenta la ópera...

R.–Sí. A todo el que se pregunte con miedo y respeto qué se va a encontrar, le diría que viniese porque va a disfrutar de la música, seguro, pero además va a ser partícipe de lo que va a ocurrir en espacios que ya de por sí te cuentan cosas. Cada elemento de la oferta, cada función, cada concierto, está muy bien pensado para el sitio dónde se va a representar.

Francisco Soriano.
Francisco Soriano. / Antonio Pizarro

P.–En la programación no faltan las miradas a Carmen y a Manuel García, que están de aniversario...

R.–No programamos Carmen porque se ha visto hace nada en el Maestranza, pero teníamos el propósito muy claro de unir las dos celebraciones del 150 aniversario de su estreno y el 250 aniversario del nacimiento de Manuel García. Porque son dos efemérides ligadas de forma indisoluble en la historia de la música. Carmen, de algún modo, es la gran joya de todo un fenómeno cultural que se produjo antes en Francia y que luego se extendió a toda Europa, una pasión por lo español que, en lo musical, promovieron Manuel García y su familia. Pauline Viardot presentó a Sebastián Iradier en los salones franceses, y una habanera en concreto de Iradier que se llama El arreglito se convirtió en un éxito y marcó a Bizet. Igual que ahora escuchamos el reguetón, está de moda la música latina, aires como la habanera eran los latin hits de la época en París. Hoy contemplamos la música clásica como algo muy elevado, la desligamos de la música popular, pero en ese tiempo las barreras entre una y otra estaban más difusas y menos definidas de lo que nos creemos. Y esto mismo lo podemos aplicar a la ópera.

P.–Entre otras relecturas que harán del clásico, Carmen va a sonar en clave de jazz.

R.–Va a haber muchos guiños a la ópera de Bizet, pero desde el punto de vista menos evidente, cogemos el tema por los picos y le damos una vuelta. Un concierto muy interesante va a ser el de Daahoud Salim, un músico sevillano y a pesar de su juventud un referente en el circuito de jazz internacional, que presenta un programa de encargo que se escuchará por primera vez. Nos va a proponer una fantasía sobre Carmen con su quinteto.

P.–Con respecto a Manuel García, el Festival estrenará producciones de Il Califfo di Bagdad y Quien porfía mucho alcanza...

R.–Estoy muy contento con la reivindicación que hacemos de su legado. Él fue un hombre del Renacimiento, podía con todo: destacó como empresario, fue uno de los cantantes más importantes de su momento, un profesor que formó a las voces que venían detrás... Y, como compositor, tal vez, su figura ha quedado algo opacada, porque le tocó vivir una época a caballo entre Mozart, el final del clasicismo, y los compositores que marcaron el devenir de la ópera y crearon el paradigma del bel canto. Pero su música es francamente meritoria, y de hecho en los últimos años se va poniendo en valor y la puedes encontrar en programaciones de todo el mundo. Aquí en Sevilla, el Maestranza había recuperado sus óperas de cámara, pero no se había escuchado una ópera de gran formato de Manuel García como Il Califfo. Es un reto, y había que hacerlo muy bien. Contaremos con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, tenemos a un maestro italiano [Alessandro D’Agostini] experto en este periodo, y un elenco de primera línea. No lo digo porque sea de Sevilla, pero no creo que haya otra cantante más adecuada en el circuito nacional e internacional que Leonor Bonilla para ese rol, que es dificilísimo. Y para el califa también tenemos otra voz andaluza, almeriense, pero de gran proyección, Juan de Dios Mateos, que se está consolidando en este revival de Manuel García como un verdadero especialista. García compuso Il Califfo... en su madurez, después de su viaje a Italia, donde conoció a Rossini, y hasta entonces había escrito sobre todo piezas inspiradas en el teatro musical español de la época, tonadillas, operetas, y esta es una ópera en italiano, grande, con la peculiaridad de que no tiene recitativos, es con los textos hablados. Estamos ante una obra muy curiosa, con una música fantástica y que ha encontrado en el Alcázar el escenario perfecto para una historia orientalizante.

“Cada función, cada concierto, está pensado aquí para el espacio en que se celebra”

P.–El Festival se acerca también a otra figura emblemática en la relación entre Sevilla y la ópera, Don Juan.

R.–Este año no había ningún aniversario alrededor del mito, pero Don Juan en Sevilla siempre funciona. El Maestranza, de forma muy generosa, ha hecho suya la iniciativa del festival y ha programado Don Giovanni dentro de nuestras fechas; la última función de la ópera de Mozart cerrará de forma brillante el 12 de octubre esta primera edición nuestra. Y en paralelo a este Don Giovanni el teatro y nosotros proponemos una lectura distinta, contemporánea, en clave feminista, Don Juan no existe, una producción del Festival de Peralada que ya se ha visto allí y es de esas apuestas arriesgadas que no deja indiferente a nadie. Aquí la veremos en Artillería, en el Foro Magallanes, con una acumulación de talento: la compositora Helena Cánovas, la directora de escena Bárbara Lluch y voces que están empezando a dar que hablar en España y en Europa... Es un proyecto muy apetecible.

P.–Antes, el festival arrancará el 25 de septiembre con Les enfants terribles, de Philip Glass.

R.–Una propuesta que nos conecta con la Bienal, porque es una ópera ballet, y la parte de ballet no es decorativa. Se ha encargado de la coreografía Florencia Oz, que es una de las artistas más interesantes del flamenco, aunque la etiqueta de flamenco se le queda pequeña. Desde que vi sus últimos espectáculos supe que quería trabajar con ella. Es el proyecto más cosmopolita en cuanto al elenco, con voces internacionales, aunque la batuta la tomará un sevillano, Juan García Rodríguez.

P.–En una entrevista que hizo recientemente Pablo J. Vayón al pianista Óscar Martín, ambos señalaban la paradoja de que pocos alumnos de música asistían a los conciertos. Usted es catedrático del Conservatorio Manuel Castillo, ¿se le ocurre alguna idea para atraer a los jóvenes a las salas?

R.–Yo también lo he observado, y no deja de ser sorprendente porque ahora hay músicos buenísimos en cuestión de técnica, pero no son friquis como éramos nosotros cuando jóvenes. En mi época te enterabas de que Pogorelich venía al Lope de Vega y casi que matabas por lograr una entrada. No sé, igual se debe a que hay un exceso de oferta, y los chavales están saturados. La verdad es que no tengo una respuesta clara, pero ojalá sepamos hacer un festival atractivo para ellos, logremos transmitir nuestro entusiasmo.

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