Una casa con el alma de Macondo
Aracataca exhibe con orgullo la vivienda natal de Gabriel García Márquez
La reconstruida casa de los abuelos maternos de Gabriel García Márquez, convertida en Casa Museo, se ha convertido en lugar de visita obligada para los amantes de la obra del escritor y enclave turístico por excelencia de Aracataca, pueblo natal del Nobel de Literatura y origen mismo del mítico universo de Macondo recreado en Cien años de soledad.
Ubicada en esa pequeña ciudad de 38.000 habitantes en la zona bananera de Colombia, la Casa Museo fue abierta en 2010 después de una restauración del espacio donde Gabito, como lo llamaban afectuosamente, vivió hasta los 8 años. La vivienda original, construida en madera a comienzos del siglo XX, fue demolida hace 44 años y en su lugar se levantó otra que desfiguró su estilo caribeño. En 2006 el Gobierno colombiano inició la reforma para devolverla a su estado de 1927, cuando nació García Márquez.
Hoy, en el lugar está espléndidamente reconstruida la habitación que el Nobel utilizó de niño, con una esmerada reproducción de la cuna que lo arrulló en sus primeros años, cuando su abuelo Nicolás le contaba historias de la Guerra de los Mil Días, de la que era veterano, y que luego el escritor plasmaría en su obra. En la casa hay también hay un moderno auditorio que este año albergó un homenaje al autor dentro del Hay Festival de Cartagena de Indias.
Por los pasillos de la casa se pueden recorrer la sala de visitas, el taller de platería donde el abuelo hacía trabajos de orfebrería y en especial sus pescaditos de oro, el cuarto de hospital y, entre otras estancias, el comedor que tiene la vajilla puesta. Las paredes están decoradas con frases del escritor; entre ellas, una de sus memorias, Vivir para contarla, donde evocaba su regreso en compañía de su madre, Luisa Santiaga, a Aracataca en marzo 1952 para vender esta vivienda. "No tuvo que decirme cuál, ni dónde, porque para nosotros sólo existía una en el mundo: la vieja casa de los abuelos en Aracataca, donde tuve la suerte de nacer y donde no volví a vivir después de los ocho años". Cuando escribió su obra cumbre barajó otro título, La casa, pero luego prefirió Cien años de soledad.
Entretanto, Colombia dedicó ayer un homenaje solemne al autor en una ceremonia en la Catedral Primada de Bogotá que siguió a la celebrada el lunes en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México. En el acto, al que asistió el presidente del país, Juan Manuel Santos, se leyeron las bienaventuranzas de Jesús en el Sermón de la Montaña del Evangelio según San Mateo, y el cardenal Rubén Salazar se refirió a García Márquez como "máximo maestro de las letras" y destacó que el autor de Cien años de soledad dejó un legado literario y una enseñanza sobre "los caminos de humanidad que nos permitirán alzarnos contra la violencia y la injusticia para construir la paz". La catedral, que fue adornada con flores y mariposas amarillas, acogió además la interpretación del Réquiem en Re Menor de Mozart a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia.
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