Y en el origen fue el cinematógrafo
'¡Lumière! La aventura continúa | Crítica
Thierry Frémaux selecciona y comenta un nuevo y apasionante programa de 'vistas Lumière' para celebrar el 130º aniversario de su primera proyección pública en 1895.

La ficha
***** '¡Lumière! La aventura continúa'. Documental, Francia, 2024, 103 min. Dirección, selección, guion y comentario: Thierry Frémaux. Música: Gabriel Fauré.
Jean Renoir afirmaba que el cinematógrafo había cambiado la manera de ver el mundo, mostrándolo por primera vez tal y como era. Si la fotografía y el cine eran contemporáneos de los carruajes de caballos, los corsés y los códigos de apariencia del París del XIX, el cine instauraba en la esfera de las artes visuales y su historia un hecho fundamental: por primera vez la representación del mundo no respondía a una idealización del artista sino a la huella misma de la realidad impresa en un soporte que nos la devolvía tal cual.
Los operadores Lumière, unos empresarios lyoneses interesados por los avances de la técnica y que llegaron a pensar que su aparato “era un invento sin futuro”, privilegiaron instintivamente en sus salidas y viajes por el mundo, si acaso alentados por ciertos modelos de la pintura y las postales aunque siempre muy conscientes de la puesta en escena y su temporalidad limitada, el carácter mecánico y de registro de las imágenes.
La novedad era el propio movimiento, el de las trabajadoras al salir de sus fábricas, la llegada de un tren a la estación, el bullicio de las calles de París, los gestos de un niño comiendo, la diversión de una tarde en el mar o el movimiento de las ramas de un árbol; el engaño al ojo que permitía que, en una determinada secuencia y velocidad, la vida (“una vida en sombras”, en palabras de Gorki) se reactivara milagrosamente ante la mirada. Los Lumière no sólo crearon el cinematógrafo, también crearon al espectador moderno.
Mientras Francia celebra el 130º aniversario de la primera proyección pública del cinematógrafo, a las salas españolas llega esta segunda e igualmente gozosa entrega de Lumière, empieza la aventura, una nueva colección de 120 vistas ensamblada, organizada y comentada por Thierry Frémaux, actual director del Festival de Cannes, y acompañada de la música de Gabriel Fauré: algunas ya conocidas (especialmente las de la primera sesión pública del 28 de diciembre de 1895), la mayoría de ellas inéditas, todas restauradas y montadas a la velocidad de proyección adecuada.
Estamos, de nuevo, ante un acontecimiento, ante una nueva fiesta (de purificación) para la mirada, y el asombro, el goce y la emoción no cesan ante la secuencia: deslumbramiento y cercanía de aquellos días proustianos, celebración de la vida, los juegos infantiles, los primeros gags y trucajes, del viento que mueve las ramas de los árboles, del vapor y las olas, de los trenes, los caballos y los barcos, de las inauguraciones y desfiles, de la ciudad y el campo, del cuerpo, el trabajo y la máquina, de los viandantes y los primeros comediantes, de los soldados y los acróbatas, del propio operador haciendo girar su manivela…
El relato Frémaux recoge las mejores ideas y reflexiones sobre el cinematógrafo y pone en palabras precisas y amenas todo el esplendor de las imágenes y los gestos, los pequeños detalles agazapados, los procesos de temporalidad, composición o punto de vista que se esconden bajo la apariencia del mero documento, los distintos niveles plásticos, figurativos, sociales, culturales o costumbristas que alumbran unas imágenes que siguen tan vivas, autónomas, cercanas, hermosas y emocionantes como el primer día y que se proyectan irremediablemente en el futuro del cine.
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