Homenaje a los talleres que visten las películas
DIAMANTI | CRÍTICA
La ficha
*** 'Diamanti'. Drama. Italia. 2024. 135 min. Dirección: Ferzan Ozpetek. Guion: Gianni Romoli, Ferzan Ozpetek. Música: Giuliano Taviani, Carmelo Travia. Fotografía: Gianfilippo Corticelli. Intérpretes: Luisa Ranieri, Jasmine Trinca, Sara Bosi, Loredana Cannata.
El director de origen turco nacionalizado italiano Ferzan Ozpetek logró el éxito con su primera película, Hamam, el baño turco (1997), y lo revalidó con la segunda, El último harén (1999). Tras ellas ha seguido, no sin altibajos, una carrera muy personal centrada casi siempre en conflictos familiares adornados con toques de melodrama sentimental que no excluyen algún toque lindante con lo mágico, intentado casi siempre sacar lo mejor de la naturaleza humana sin ignorar -es melodrama sentimental, no comedia- lo peor: El hada ignorante (2001, que Ozpetek convirtió en serie televisiva en 2022), La ventana de enfrente (2003), Corazón sagrado (2005), No basta una vida (2007) o Rosso Istanbul (2017, junto a una trilogía de cortometrajes la única rodada en su ciudad natal, evocando su juventud).
En Magníficas presencias (2012) hizo un hermoso homenaje a los actores a través de la aparición de sus fantasmas y en Nuovo Olimpo (2023) celebraba a la vez la Italia que le fascinó, el amor gay -tema central en su obra- y el cine. Ahora vuelve a celebrar el cine, o mejor, sus trastiendas creativas, y a la mujer. O más bien a las mujeres unidas por la fuerza de un trabajo común.
Cine dentro del cine por partida doble en la línea más ensoñadora y optimista de Ozpetek. Primera incursión en el cine: el director se reúne con sus actrices favoritas -sus diamantes- para que lean el nuevo guión que les propone y que será la película que veremos. Segunda incursión en el cine dentro del cine: saltando dentro de ese guión y atrás en el tiempo, la película trata de un taller de costura dirigido por dos hermanas (Luisa Ranieri y Jasmine Trinca) que han recibido el encargo de realizar el vestuario para una superproducción de época creado por una famosa y exigente diseñadora (Vanessa Scalera) para un igualmente exigente director (Stefano Accorsi)
El homenaje a las mujeres -todas ellas: la diseñadora, las dos hermanas, pero sobre todo las que trabajan en el taller- se une así al homenaje al cine como una suma de creatividades visto a través del diseño de vestuario. Tiene su lógica que en Italia, el país de los geniales trabajos de las hermanas Fontana que crearon la iconografía primera -antes de Givenchy- de Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma-, de Piero Tosi para Visconti, de Gitt Magrini para Antonioni o de Piero Gherardi y Danilo Donati para Fellini, se haga un homenaje al diseño de vestuario y a la labor artesanal de los talleres de sastrería.
Lo mejor de esta amable aunque irregular película es la atmósfera coral del taller, la belleza de los tejidos y los vestidos (aparecen piezas de Piero Tosi entre el estupendo vestuario diseñado para esta película por Stefano Ciammiti) espléndidamente filmados por Gianfilippo Corticelli, colaborador habitual de Ozpetek, y el homenaje al trabajo delicado de la artesanía puesto al servicio de esa suma de creatividades que es el cine, tan importantes como habitualmente ignoradas.
Aunque se han nombrado las tres actrices principales, cada una del extenso elenco femenino que da vida a las sastras, casi todas intérpretes de otras películas de Ozpetek -Nicole Grimaudo, Paola Minaccioni, Elena Sofia Ricci, Lunetta Savino, Aurora Giovinazzo, Milena Vukotic, Carla Signoris, Anna Ferzetti, Loredana Cannata-, tiene su momento. Muy Tornatore si se quiere (lo que, lo sé, puede suponer un atractivo para unos y un problema para otros), la película se inscribe en los homenajes italianos a las artesanías y artes mayores del cine, como el documental Ennio, maestro que Tornatore dedicó a Morricone o la espléndida Buenos días, Babilonia que los Taviani -comparando la suma de creatividades que hacen posible una película a la construcción de las catedrales- dedicaron a los escenógrafos y constructores de decorados (la banda sonora de Diamanti, por cierto, es de un hijo de Vittorio Taviani).
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