Tenemos que hablar de la Filmoteca
Salir al cine
Llega al cine Cervantes ‘La primera vez’, un nuevo y decepcionante ciclo programado por el Instituto Andaluz del Cine y la Fotografía con once conocidas ‘óperas primas’.

Empieza a ser ya costumbre que los nuevos ciclos (Sombras de sospecha, Indomables del Nuevo Hollywood, Un arte de la luz) que nos llegan al vetusto y reabierto Cine Cervantes desde la Filmoteca de Andalucía y el Instituto Andaluz del Cine y la Fotografía que dirige Juan María Rodríguez despidan un cierto aroma anaftalinado a programación residual del canal TCM Classics o de viejo cineclub parroquial, una programación archisabida que tal vez pueda contentar a cierto público general y cautivo deseoso de pasar la tarde en el cine a precios populares, pero no así tanto al cinéfilo mínimamente exigente o con ganas de descubrir cosas nuevas que le pide a instituciones públicas especializadas del sector algo más de criterio, riesgo y, sobre todo, rigor, a la hora de programar, sobre todo en estos tiempos donde hasta una IA medianamente entrenada puede ofrecer algo digno a cambio del input adecuado.
En el caso del nuevo ciclo que se nos anuncia para las próximas semanas (cada lunes a las 20h., del pasado 21 de abril hasta el 30 de junio) desde la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, La primera vez, que como bien pueden intuir por el título está dedicado a (once) óperas primas, la selección se nos antoja, además de corta y anónima, bastante imprecisa (nada se cuenta de los criterios en el amplio dossier que lo acompaña) y hasta cierto punto arbitraria, sin que falte, eso sí, la película andaluza de turno (Solas, de Benito Zambrano, one more time) que justifique el ámbito político de acción y los objetivos y balances anuales de la casa.
Los ciclos de Filmoteca en el Cervantes desprenden un cierto aroma a Canal TCM o a viejo cineclub parroquial"
Sí tiene nombre y apellidos al menos la autora de los textos que acompañan el ciclo en un dossier de 52 páginas donde, como de costumbre, tampoco nada se nos cuenta de la procedencia de las copias, su formato o su estado de conservación o restauración: Marta Jiménez, podcaster, escritora cinematográfica y cultural cordobesa y autora de un libro sobre Bill Murray candidato al Premio Asecan 2016. Es a ella a quien escuchamos en el audio de presentación del ciclo enviado a los medios aunque los argumentos de su trazado tampoco sean demasiado convincentes más allá del excesivo hincapié léxico en la paridad de género: “lo más difícil de este ciclo ha sido programarlo [sic], quedarse con once realizadores y realizadoras y sus primeras películas. El ciclo responde a la polisemia de su título, que no sólo sitúa al autor o a la autora delante de su primera obra y lo que significó para su carrera posterior, sino que también nos sitúa a nosotros, a los espectadores y a las espectadoras, ante lo que sentimos la primera vez que vimos una película de un director o una directora que después nos ha acompañado a lo largo de nuestra vida y que ha sido fundamental para la historia del cine”. Juzguen ustedes mismos.
Lo cierto es que, ya metidos en harina, tampoco se explica demasiado bien que, para abrir boca, y siguiendo el precepto de las primeras obras de grandes autores (nueve) y autoras (dos), se haya escogido una cinta como L’Atalante (1934), de Jean Vigo, celebrada e indiscutible obra maestra, y no la que realmente es la primera película del autor, a saber, aquella À propos de Nice (1930) que abría el fértil camino del ensayo cinematográfico en torno a la ciudad costera francesa y su pálpito diario convertido en materia para la poesía. Incluso la elección de Cero en conducta (1933) hubiera sido más fiel a ese concepto de ópera prima (¿tal vez querían decir de ficción?) que aquí se esgrime como guía. Pero tampoco ha habido suerte.
Hay que exigirle a la institución mayor riesgo, criterio y rigor en la programación".
Los diez títulos restantes plantean ya menos incongruencias conceptuales aunque tampoco hacen despertar de alegría nuestra apagada libido cinéfila: un clásico requetevisto del cine negro (sic) como El halcón maltés (1941), debut en la industria del maestro John Huston, una de las cintas fundacionales de la nouvelle vague, Ascensor para el cadalso (1958), de Louis Malle, quien por cierto ya había debutado antes con el documental El mundo del silencio, Los Golfos (1959), el primer largo de Carlos Saura y del nuevo cine español basado en El Jarama de Sánchez Ferlosio, Accattone (1961), el extraordinario y ascético debut en la periferia romana de Pier Paolo Pasolini, Cabeza borradora (1977), de David Lynch, que de tanto programarse va camino de perder su vieja aureola de culto, el primer e irreverente largo de Pedro Almodóvar, tal vez les suene, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), el vibrante debut del hongkonés Wong Kar-wai As tears go by (1986), la mencionada y, por lo visto, siempre reivindicable Solas (1999), de Benito Zambrano, la sugerente y prometedora Las vírgenes suicidas (1999), de Sofia Coppola, y, en el más sorprendente de los colofones, una película bastante mediocre y sin peso específico en la historia del cine, ni siquiera del más reciente, más allá de la singularidad marginal de su procedencia como Caramel (2007), de la directora y actriz libanesa Nadine Labaki.
> Informados quedan, las fechas de cada pase en las webs del cine Cervantes y la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales.
Pink Floyd en Pompeya, 1972
Llega hoy a pantallas selectas (MK2 Cinesur Nervión) el memorable concierto (sin público) de la banda británica Pink Floyd filmado en el anfiteatro de las ruinas de Pompeya en octubre de 1972, un espectáculo único registrado por las cámaras de Adrian Maben. La película final, ahora restaurada en 4K, se completó con escenas de la grabación del mítico disco The Dark Side of the Moon y actuaciones en estudio sobre fondos previamente filmados en las mismas localizaciones pompeyanas.
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