Un legado que vuelve al primer plano

El edificio de la antigua Fábrica de Tabaco expone de forma permanente la Gipsoteca de la Universidad de Sevilla, compuesta por más de un centenar de vaciados en yeso

1. Los bustos de doña María Alonso Coronel y don Alonso Pérez de Guzmán. 2. El 'Torso de Belvedere', una copia de 1930 cuyo original se conserva en los Museos Vaticanos. 3. De un 'Sarcófago ático' se muestran dos fragmentos en la exposición. 4. Un momento de la inauguración de ayer. 5. Un vaciado en yeso de 'Diana de Gabies', copia de una obra perteneciente a los fondos de Villa Borghese.
1. Los bustos de doña María Alonso Coronel y don Alonso Pérez de Guzmán. 2. El 'Torso de Belvedere', una copia de 1930 cuyo original se conserva en los Museos Vaticanos. 3. De un 'Sarcófago ático' se muestran dos fragmentos en la exposición. 4. Un momento de la inauguración de ayer. 5. Un vaciado en yeso de 'Diana de Gabies', copia de una obra perteneciente a los fondos de Villa Borghese.
B. Ortiz Sevilla

04 de junio 2015 - 05:00

Devaluados por quienes consideraban estas obras simples copias o desprovistos con el tiempo de la utilidad de aquellos años en que se empleaban para la docencia, los vaciados de yeso que reproducen algunas piezas maestras de la Historia del Arte conformaban un destacado patrimonio de la Universidad de Sevilla, al que los responsables de la institución tenían pendiente devolver el esplendor perdido. Desde ayer, más de un centenar de esculturas de ese legado "poco conocido y no siempre bien valorado", en palabras de la directora del Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla, Concha Fernández, se expone de forma permanente en la antigua Fábrica de Tabaco, en la Gipsoteca que abre sus puertas para reivindicar la relevancia de una colección con notable representación grecorromana, pero que también contempla esculturas medievales, renacentistas, barrocas y contemporáneas.

El proceso de restauración -en el que han participado profesionales de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando- y catalogación al que han sido sometidas las obras, y el discurso museístico con el que se exhiben, concentran en un mismo espacio y arrojan nueva luz a unas estatuas que antes adornaban, dispersas, el edificio de la Universidad. "Cuando ustedes vinieron a estudiar, estas obras ya estaban aquí", señalaba ayer Luis Méndez, subdirector del Cicus y comisario de la muestra junto a José Beltrán, sobre el mero carácter ornamental que tuvieron esas piezas durante décadas, depositadas en despachos y pasillos, a pesar de que, como señala el especialista, "constituyen el corazón de cientos de historias".

A ese pasado glorioso se refiere José María Luzón, director de las colecciones de la Real Academia de San Fernando cuando le preguntan "por qué son importantes actividades como la inauguración de esta gipsoteca". Este catedrático de Arqueología recuerda que la reproducción del Hércules Farnese que alberga la Academia de San Fernando, cuyo original se encuentra en el Museo Nacional de Nápoles, fue una idea de Velázquez, que viajó a Italia para ampliar los fondos de arte antiguo de Felipe IV en el Alcázar de Madrid y recurrió al vaciado en yeso para la causa. Contrariamente a lo que podría pensarse, los vaciados eran un signo de prosperidad al que recurrían las cortes europeas y los coleccionistas privados, y el elevado precio de la operación no era el único obstáculo en el camino, ya que a veces se producían complejas negociaciones diplomáticas para acceder al original. Para el Alcázar de Sevilla fue Francisco de Bruna el que se encargó de las adquisiciones, origen de una colección que se acabaría instalando en la antigua Fábrica de Tabacos, y que se reforzaría en 1954, cuando el edificio se convirtió en sede universitaria.

La exposición inaugurada ayer, que se acompaña de un elaborado catálogo, se inicia con una mirada al próximo Oriente con el relieve de una leona atravesada por tres flechas y entregada a una mueca de dolor, una muestra del arte asirio, o una delicada figurilla femenina egipcia. Es el comienzo de una selección que tiene sus máximos exponentes en las joyas de Grecia y Roma, con obras emblemáticas como el Discóbolo, el Espinario y el retrato de Escipión el Africano, que sobresalen en la aproximación al mundo clásico. Reproducciones de la Cantoría de Florencia realizada por Luca della Robbia, la Virgen de Brujas o el Esclavo moribundo de Miguel Ángel, en el Renacimiento, y el busto de don Alonso Pérez de Guzmán de Martínez Montañés o un primoroso San Francisco de Asís de Pedro de Mena, dentro del Barroco, forman parte de esta muestra.

Reunidas en torno a la Galería junto al Rectorado y los patios de Filología, Historia e Historia del Arte, las esculturas de la Gipsoteca no sólo suponen un encuentro del espectador con la belleza, sino también destacan por su valor documental: atestiguan cuál era el estado de las estatuas en el momento en el que se hizo el vaciado, antes de que fueran restauradas, alteradas o directamente desaparecieran.

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