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El maestro Abdu vuelve a casa

  • 'Jazz en Noviembre' arranca hoy en el Central con Lucrecia Souza y un homenaje a Abdu Salim, un músico crucial para la escena local El saxofonista Lee Konitz, "figura máxima", actúa el viernes

Muy lejos de su Texas natal, aventurero y jazzman en el exilio como tantos otros que se dedicaron y se dedican a difundir esa pasión con una entrega prácticamente religiosa, Abdu Salim, saxofonista de gran intensidad emocional, uno de esos que casi siempre con intensas llamaradas de hard bop sigue defendiendo la esencia de los años 60 más exploradores y espirituales, llegó a Sevilla en 1983 y diez años después, antes de marcharse a París tras romper con la mujer que le hizo venir a la ciudad pero prometiéndose a sí mismo que algún día volvería para tocar con su hijo, que empezó a estudiar música justo cuando él se iba, pudo asistir al nacimiento de una escena jazzística local que antes era, sencillamente, inexistente.

Esta noche, en la primera de las cuatro jornadas del ciclo Jazz en Noviembre, en un concierto de programa doble, tras la actuación de la brasileña Luciana Sousa, que con su voz acariciante y técnicamente impoluta cantará temas de Chet Baker y del vasto y seductor repertorio de la bossa nova, Absu Salim, que ya actuó en la ciudad en 2010, en el ciclo Noches en los Jardines del Alcázar, yahora, en una cita mucho más cargada de significado simbólico,recibirá el homenaje de muchos de los músicos sevillanos que se iniciaron en el jazz de la mano de este hombre con contagiosa risa de barítono y manos enormes y cuya potente presencia irradia ese aura de magnetismo y serenidad casi zen que sólo algunos negros altísimos y auteros que tocan jazz parecen capaces de generar.

"A mí me gusta tocar con gente que se tome la música realmente en serio y no por aparentar nada porque eso para mí es como un insulto", explicaba ayer Salim al lado del contrabajista, pianista y compositor sevillano Manuel Calleja. "Dejó aquí una huella muy grande, literalmente, para el jazz en Sevilla, hubo un antes y un después de su llegada. Se veía claro que uno de sus objetivos principales era crear escuela, y lo logró. Y además lo hacía de manera altruista: con que simplemente tuvieras interés, pero interés de verdad, él te daba clases. Se olvidaba del dinero, porque no se trataba de dinero. Sus ganas eran únicas", dijo Calleja, figura señalada de esa generación que vivió sus 20 años en los 80 y discípulo directo de Salim, con el que se reencontró, según confesaron ambos en un acto relajado y tremendamente cordial y emotivo, casi 20 años después de la última vez.

En el concierto de esta noche tocarán con su maestro tanto Calleja como el batería Jimmy Castro, afincado ahora en Madrid y otro de esos alumnos que no sólo aprendieron directamente de Salim sino que asistieron al nacimiento -con la participación esencial del estadounidense- de los primeros clubes de jazz de la ciudad: el Bebop, el Tatamba, más tarde el Acuarela, donde actualmente y desde hace ya décadas se encuentra el Fun Club. Aunque Salim fundó la primera escuela de jazz en Andalucía, ayer confesó que "nunca" ha creído "demasiado" en esas cosas: "Ni en el sistema de educación en general. Pero sí creo en mi manera de experimentar la música, y en la necesidad de estudiar mucho, y al fin y al cabo yo soy líder de grupo y eso es lo que hago", afirmó Salim, al que también acompañará sobre las tablas, ayudándole a cumplir esa promesa que se hizo años, su hijo Daahud Salim, que vive con su madre en Sevilla y se ha formado en la Orquesta Joven de Andalucía, y es, dijo orgulloso el padre, "un excelente pianista" tanto de música clásica como de jazz.

El ciclo continuará mañana con la banda italiana Francesco Bearzatti Trinissima Quartet, que presentarán su último disco, Monk' n' Roll, un trabajo lúdico y desprejuiciado en el que conviven el rock en el que se educó sentimentalmente Bearzatti, una de las últimas sensaciones en el circuito de festivales europeos, con el inagotable legado de Thelonious Monk, uno de los fundadores del jazz moderno. El viernes será el turno de Lee Konitz, palabras mayores: "figura máxima, absolutamente legendaria", recordó Manuel Ferrand, responsable del Área de Música de la Consejería de Cultura y coordinador de Jazz en Noviembre. Y es queKonitz, maestro del arte de la improvisación, antiguo colaborador del tótem Miles Davis e inquieto todavía a sus 86 años, es uno de los supervivientes de la edad dorada del jazz y uno de los responsables del florecimiento en los 50 del sonido cool, esa rama lírica, flotante y con vetas del Clasicismo europeo. El pianista Juan Galiardo, nacido en Sevilla pero criado en San Roque y formado en Estados Unidos, completará -junto a dos de sus profesores: Jerry Bergonzi y Joe Magnarelli- la jornada del viernes. El sábado, en el cierre del ciclo, actuará el batería mexicano Antonio Sánchez, conocido especialmente por su larga alianza con Pat Metheny y también acompañante habitual de Chick Corea o Avishai Cohen.

Esta actuación será el preludio del Tam Tam Drumfest, una fiesta-apoteosis para los amantes de la batería y la percusión que a modo de coda del ciclo llega el domingo al Central. Instrumentistas de diferentes sensibilidades se darán cita allí el domingo, desde el propio Sánchez hasta Mike Mangini (el hipertécnico batería de Dream Theater), pasando por el fino jazsista Ramón Ángel Rey (que ha tocado frecuentemente con Abe Rábade, entre otros) o John Blackwell (reclamado músico de sesión de Prince o Justin Timberlake entre otros).

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