Una muestra de la Escuela Rusa

Crítica de Danza

El Ballet Nacional de Letonia, durante su actuación en Itálica.
El Ballet Nacional de Letonia, durante su actuación en Itálica.
Rosalía Gómez

06 de julio 2017 - 08:54

La ficha

*** Ballet Nacional de Letonia. Director artístico y de escena: Aivars Leimanis. Programa: Suite de 'El Corsario' y 'Giselle' (Segundo Acto). Coreografía: Marius Petipa y Aivars Leimanis ('El Corsario) y Coralli, Perrot y Petipa ('Giselle'). Solistas: Elza Lemaine, Arturs Sokolovs, Baiba Kokina, Jolanta Lubeja, Karlis Cirulis, Alise Prudane, Andris Prudans, Sergejs Kopstale, Sabine Guravska y Annija Kopstale. Lugar: Teatro Romano de Itálica. Fecha: Martes 4 de julio. Aforo: Casi lleno.

El Festival de Itálica, centrado primordialmente en la danza contemporánea, viene realizando en las últimas ediciones pequeñas incursiones en el mundo del flamenco y de la danza clásica. Esta última ha estado representada este año por una de las compañías más veteranas de Europa, el Ballet Nacional de Letonia (BNL), nacido en Riga en 1918 y hoy la única compañía profesional del país.

En enero de este mismo año, el BNL se presentaba en el Teatro de la Maestranza con una obra completa -La bella durmiente- y con la ROSS en el foso. Esta vez, en el Teatro Romano de Itálica, bastante menos confortable para el espectador, lo hacía con música grabada y con un programa más breve, compuesto por algunas escenas de dos de las llamadas "joyas del ballet blanco" que la compañía letona pasea en estos momentos por la geografía europea: El Corsario, basada en un poema homónimo de Lord Byron, y la inmortal Giselle, ambas del compositor Adolphe Adam (1803-1856).

Más que el virtuosismo, Aivars Leimains, que firma ciertos pasajes de la coreografía de El Corsario, parece haber buscado las mejores oportunidades para mostrar la amplitud y la disciplina de su gran compañía, formada en su mayor parte por jóvenes talentos salidos de su propia escuela. Por ello, elige pasajes tan corales como la célebre danza de las flores de El Corsario, una de las preferidas por las escuelas de danza para sus exhibiciones de fin de curso, o la de la hermosa aparición de las blanquísimas Willis en Giselle. Pero tampoco deja de mostrar la valía de sus solistas, que tuvieron ocasión de lucirse especialmente en solos y dúos en los que las bailarinas dieron lo mejor de sí en los giros mientras que los personajes masculinos, además de los portés, realizaron algunos saltos de gran mérito. Entre ellos, Elza Leimane (Giselle, al igual que en el Maestranza en 2013), Arturs Sokolov (el Conde Albrecht, con su hermosa capa verde al viento) o Baiba Kokina (Medora), los tres con una carrera llena de reconocimientos y en las filas del BNL desde 2002. Y otros como Alise Prudans, una bailarina de larguísimos brazos que interpretó el personaje de Myrta en Giselle y en la primera parte bailó el gran pas de trois de las Odaliscas (Tercer Acto de El Corsario), brillantemente compuesto por Petipa para el lucimiento de cada una de ellas.

Por encima de todo, hay que agradecer a estas compañías la enorme labor que realizan a la hora de preservar el rico patrimonio de la Escuela Rusa de Ballet Clásico, así como su generosidad a la hora de llevar a cabo estas giras veraniegas por espacios singulares -con pocos ensayos y nada menos que con 17 títulos en repertorio-, tan importantes para que los jóvenes conozcan un género dancístico cuyos intérpretes -al menos las grandes compañías como el BNL- no logran sobrevivir en muchos países, entre ellos el nuestro.

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