"La música de Fela era un reto que ensanchó mis horizontes"
El incombustible batería nigeriano, colaborador del mítico Fela Kuti en los años de Africa '70, se muestra en plena forma en su último disco, que se presenta en junio
Tony Oladipo Allen (Lagos, Nigeria, 1940), buque insignia del afrobeat, ese embriagador cóctel de soul, jazz, groove, psicodelia y ritmos africanos que hoy vuelve a estar de moda gracias a su influencia reconocida y reconocible sobre grupos punteros como Vampire Weekend o Animal Collective, ofreció esta entrevista tras su paso por Territorios África. Brazo derecho del mítico Fela Kuti, el maestro de la batería agachaba la mirada cuando nos referíamos a su aura de leyenda...
-Usted es toda una institución, pero su nuevo disco, 'Secret Agent' (World Circuit), rebosa frescura, parece que no hayan pasado cuarenta años desde que cuajara el 'afrobeat'.
-Bueno, verá, lo que intento es hacer algo propio y nuevo cada vez, cada noche de concierto, aportar algo que no aburra a mi público, imprevisible, y no dejo de aprender con ello.
-Es una idea muy jazzística.
-Claro, siempre tengo en mente un concierto de jazz cuando toco. De hecho, mis comienzos con Fela, en los años 60, fueron en el jazz. Ésa es mi escuela. Pero después tuve que buscar mi propia voz. Buscaba algo nuevo y Fela también, él buscaba un batería diferente para su música.
-¿Echa de menos algo de aquellos años?
-No, me preocupa el presente y el porvenir. No podría componer ni tocar si viviera instalado en el pasado.
-¿Cuál era su grado de colaboración con Kuti?
-Fela y yo coincidimos desde el primer día. Teníamos las mismas inquietudes y nos entendíamos a la perfección. Aquello ensanchó mis horizontes, porque la música de Fela era un continuo reto.
-Sus letras rezuman compromiso político, en la tradición del 'afrobeat'.
-A veces, no siempre. Lo que me interesa es la gente, no esta raza o aquella, sino la gente, y musicalmente me preocupa llegar al público. En lo que se refiere a la política, soy optimista, pienso que las cosas irán a mejor en el futuro, que la democracia llegará y se afianzará sustituyendo a las dictaduras militares.
-¿Se siente cómodo con la etiqueta 'afrobeat'?
-Sí, por qué no... Queríamos hacer algo personal, y el afrobeat es una fusión de muchas tradiciones diferentes, un estilo complejo que me permite expresarme sin preocuparme de si lo que toco es jazz o rock o lo que sea.
-¿Y qué nos dice de The Good, The Bad and The Queen, el grupo que formó junto a Simonon, Albarn y Tong ?
-Aquello se acabó.
-¿De dónde saca esa energía?
-No lo sé, supongo que de Dios, el Dios al que rezo...
-¿Y a qué dios le reza?
-Al que no se ve, pero está en todas partes.
Allen no parece lastrado por la fama: no hay en él sombra de presunción, y cuando asoma en el curso de la conversación cierto orgullo por el trabajo bien hecho, casi siempre acude a sus labios el nombre de su compadre Fela Kuti, fallecido en 1997. Sin embargo, Allen renuncia a la nostalgia como su batería rehúye el efectismo y la pirueta. Su nuevo disco es una buena muestra de su forma de ser y de tocar: sobriedad y sencillez delatan al maestro.
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