El novio, nuevo protagonista de Sevilla de boda

Durante el Puente de la Constitución y la Inmaculada, el certamen volverá a combinar negocios con el espectáculo sobre la pasarela de las nuevas propuestas del sector

Rico Sardelli, al fondo, cuida los detalles de los trajes de dos Mister Sevilla
Rico Sardelli, al fondo, cuida los detalles de los trajes de dos Mister Sevilla
Ricardo Castillejo

07 de diciembre 2007 - 02:49

Con bastante expectación en el exterior, Sevilla de Boda volvió ayer a abrir sus puertas en el Palacio de Congresos y Exposiciones . Y con ésta van... once ediciones. Superada su primera década de vida, el veterano certamen contó con el amadrinamiento de la modelo Marisa Jara pues, el padrino, José Ortega Cano -cuya finca, Yerbabuena, es uno de los grandes atractivos del salón-, tuvo que ausentarse a última hora debido al delicado estado de salud de su madre.

No obstante, la tarde transcurrió sin incidentes y, junto al más del centenar de expositores que conforman las empresas participantes, los tres desfiles de la pasarela constituyeron el reclamo más aplaudido por el público que, con Carmen Prieto, Mercedes de Alba y Rico Sardelli, pudo ponerse al día de lo que, en cuestión de moda, más se estila a la hora de pasar por el altar.

Y en eso fue la primera quien marcó la diferencia con una novia que abandona el vestido-disfraz para apostar por la fiesta con sensualidad y barroquismo. Evolucionando hacia los tonos marfil, rosa palo o beige en combinación con negro, el suyo fue un concepto diferente, por atrevido, pero acertado. Cuerpos ceñidos, hombros al aire y cinturas marcadas constituyeron las bases para unas prendas confeccionadas con varias superposiciones de tejidos que buscaban sus complementos en flores, lazos y otros adornos de tela para enriquecer más aún la imagen de la mujer. Englobando el concepto general, un título, Sentimientos de Andalucía, dentro de un abanico de ideas interesantes y novedosas.

Por su parte, Mercedes de Alba, se dedicó fundamentalmente a la madrina y otros invitados del enlace, moviéndose en un terreno donde dominaba el clasicismo y se abusó, tal vez, del encaje. Éste, al mismo tiempo, constituía uno de los puntos originales de su colección, forrando con él el calzado de la mayoría de los conjuntos.

Trajes de chaqueta y vestidos, cortes asimétricos y volantes en las terminaciones fueron otras características observables y, como más meritorio, un dos piezas de maxifalda con blusa en marrones y crudos. Rescatando una máxima universal de la estética, estaría bien recordar -y llevar a la práctica también-, que "menos es más", lo que no quiere decir que Marina de Alba, creadora de esta casa, no contara con incondicionales que aplaudieron con sinceridad su puesta en escena.

Sin embargo, el auténtico momento grandioso de la velada estaba por llegar. A las ocho de la tarde, con la presencia del propio Rico Sardelli como espectador privilegiado, la suya fue la mejor demostración de que, cuando uno quiere, puede. Y si hasta ahora el hombre ocupaba un modesto segundo plano en la ceremonia nupcial, con Sardelli quedó en evidencia que, la paridad entre ambos contrayentes, por fin ha llegado. Abrazado por las casas Carlos Pignatelli y Grisbi, el empresario acudió a la India para buscar tejidos y conceptos revolucionadores, siendo el tramo central de su desfile, lo más sorprendente. Blusas doradas con transparencias y bordados con lentejuelas se combinaban con fajines a la cintura que resaltaban el cuerpo de los modelos.

"Me gustaría seguir emocionándome cada vez que alguien entra en la tienda y, al salir con algún traje puesto, es celebrado por su madre o hermana", confesaba Rico al tiempo que vigilaba detalles como los zapatos de charol que, mayoritariamente, se utilizaron para calzar una paleta que, desde el negro al blanco, pasando por el azul, los malvas o los grises, no dejó a nadie indiferente.

Fue el comienzo. El resto proseguirá hasta el próximo domingo y albergará el Certamen de Jóvenes Diseñadores, hoy a las cinco y media; otras propuestas masculinas, las de Protocolo, y novias con el glamour de los años cuarenta, con Cañavate -ambas, mañana-, o un carrusel colectivo, el domingo a las siete, como broche de oro. Está claro que sobran ya las excusas... para casarse.

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