El sueño de una nueva Biblioteca de Alejandría se propaga en internet

La sede de la Unesco en París acogió ayer la presentación de la Biblioteca Digital Mundial, un proyecto liderado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos que facilita el acceso a documentos históricos

Dos espectadores visitan el portal durante su presentación en la sede de la Unesco.
Dos espectadores visitan el portal durante su presentación en la sede de la Unesco.
Blas Fernández/ Sevilla

22 de abril 2009 - 05:00

Mientras las industrias culturales debaten y hasta presionan a los gobiernos de sus respectivos países para perfilar cuál será el modelo de distribución de contenidos en internet, la Cultura, a secas, se propaga por la red gracias a proyectos como la Biblioteca Digital Mundial (BDM en sus siglas en español y WDL en inglés).

Presentada ayer en París en la sede de la Unesco, uno de los organismos impulsores del portal, la biblioteca ofrece por ahora, en consulta libre y gratuita, un total de 1.170 documentos originales clasificados siguiendo criterios geográficos, históricos, temáticos y de formato -se pueden encontrar manuscritos, libros, cartas, grabados, mapas, fotografías y registros audiovisuales-.

Disponible en los seis idiomas oficiales de la Unesco -inglés, español, francés, árabe, chino y ruso-, además del portugués -la Biblioteca Nacional de Brasil ha sido otra de las grandes implicadas en la creación de la web-, la historia de la BDM arrancó en 2005 de la mano de James H. Billington, presidente de la US Library of Congress (Biblioteca del Congreso de Estados Unidos), con la idea de "crear una colección en internet, de fácil acceso, de todos los tesoros culturales del mundo que contaran las historias y destacaran los logros de todos los países y culturas, promoviendo así la sensibilización y el entendimiento intercultural", según se cuenta en el propio portal (www.wdl.org/es/).

Arropado por la Unesco y liderado por la institución americana, en colaboración con la Biblioteca de Alejandría, el proyecto es desde ayer una realidad en la que hasta el momento participan aportando contenidos una treintena de organismos de diversos países -entre éstos, las bibliotecas nacionales de Brasil, China, Francia, Israel, Rusia, Serbia, Egipto y Suecia-, mientras que la financiación corre a cargo de varias empresas y fundaciones privadas -entre ellas, Google, Microsoft, la Corporación Carnegie de Nueva York y la Fundación Qatar-.

Ni en uno ni en otro apartado figura hasta la fecha ninguna entidad u organismo español -el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de España, entre otros, sí participan en Europena, una web similar promovida por la Unión Europea-, pese a lo cual no resulta difícil encontrar en la BDM documentos relacionados con España dispersos a lo largo del mundo.

Así, desde la página de inicio, donde una primera clasificación estructura los contenidos sobre un mapamundi, tecleando la palabra España el buscador arroja 104 resultados, algunos tan curiosos como un manuscrito de Cristóbal Colón fechado el 20 de noviembre de 1493; la Real Cédula de la Fundación de la ciudad de Tlaxcala (México) en 1535; o el relato de los Naufragios de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, y Relacion de la jornada, que hizo a la Florida con el adelantado Panfilo de Narvaez, de 1749.

No sólo sorprende la rapidez en la carga de estos documentos, sino también la calidad de los escaneados, que permiten la lectura en pantalla sin dificultad alguna. No obstante, la mayoría de ellos pueden también descargarse en formato PDF. Es el caso, entre tantos otros, del Informe de un viaje por el Río de la Plata y desde allí por tierra a Perú (en inglés), del francés de origen vasco Acarete du Biscay, que embarcó en Cádiz en 1657 rumbo a las Américas; o de la carta del rey Felipe II al duque de Medina Sidonia, en 1587, "dando instrucciones en vista de las supuestas intenciones del escuadrón inglés liderado por Drake de atacar" dicha ciudad.

La búsqueda por el término Sevilla arroja poco resultados, seis. Eso sí, alguno tan curioso como la filmación realizada en 1896 por los hermanos Lumiere sobre la Semana Santa y una corrida de toros. Una llamativa anécdota, al fin y al cabo, entre los cientos de documentos históricos procedentes de los cinco continentes.

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