Teatro Central

La palabra de Lorca sale a la arena

  • El director Oriol Broggi y la compañía La Perla 29 proponen una revisión despojada de 'Bodas de sangre' con la que reivindican la poesía del granadino

El director Oriol Broggi, en el escenario del Central, transformado para la ocasión.

El director Oriol Broggi, en el escenario del Central, transformado para la ocasión. / Juan Carlos Vázquez

Con montajes como Luces de bohemia -que se pudo ver ya en Andalucía en 2012- o Cyrano de Bergerac y varios espectáculos basados en la obra del canadiense de origen libanés Wajdi Mouawad (conocido especialmente por Incendios), el barcelonés Oriol Broggi y su compañía La Perla 29 han brindado al público en estos años, opina el director del Teatro Central Manuel Llanes, una continuada "lección de teatro" en la que convertían en toda una experiencia escénica "y no en literatura dramática" los textos que abordaban. "Broggi es una de las mejores apuestas que se puede hacer en el teatro de este país", valoran desde el Central, donde hoy y mañana este dramaturgo y director representa su visión de Bodas de sangre, de Federico García Lorca.

La tragedia del poeta granadino regresa así en las manos de un equipo, Broggi y un reparto que encabezan Nora Navas, Ivan Benet y Clara Segura, habituado a ofrecer lecturas renovadas de los clásicos. Con las funciones del Central, esta Bodas de sangre se verá por primera vez fuera de Cataluña en su versión original, con las gradas rodeando un escenario cubierto de arena, una puesta de escena desnuda y la presencia de un caballo real, Juguetón, como integrante del elenco y símbolo del deseo y la virilidad. En el Teatro Alhambra de Granada, donde se programa la semana próxima -2 y 3 de noviembre- habrá una disposición a la italiana y el animal formará parte de las proyecciones. "Es interesante porque en ese formato acaba siendo otro espectáculo. En la pantalla puedes ver los ojos del caballo de un modo que te impresionan", explica el director sobre estas dos versiones. "En todo caso, me tomo esta visita, eso de venir a la tierra de Lorca, como un examen", admite.

La apuesta por la arena se debe al centro de operaciones donde trabaja La Perla 29, la Biblioteca de Cataluña, "un espacio un poco raro que fue hospital, sala de locos y escuela de arte y oficios y que transformamos en teatro cada vez que hacemos una obra. Echamos arena por una cuestión acústica, pero aquello ha sido uno de nuestros sellos. Y tiene muchos significados: en cada representación salimos a la arena, hablamos con algo tan esencial como la tierra".

El espectáculo se verá por primera vez fuera de Cataluña en su versión original, con las gradas rodeando el escenario

Broggi y sus colaboradores se acercaron a García Lorca, al que perciben "como un personaje lejano, pero también un amigo con el que tienes ganas de conversar", conscientes de que tenían que reinventar la obra para que llegara al espectador con una nueva intensidad. "Lo primero que hicimos fue desmontar el texto", comenta el responsable de esta producción. "Otras lecturas empiezan muy bien, pero cuando entran La Luna y La Muerte da la impresión de que se acaban haciendo un lío. Nos dijimos: Vamos a hacerlo al revés. Buscamos separar la anécdota de la poesía", apunta Broggi, que también tomó otra decisión significativa, "que algunos personajes los interpretara más de un actor y que los actores interpretaran a más de un personaje", desvela.

Bodas de sangre no sonará esta vez con acento andaluz. "Había una escena en que los leñadores sí hablaban con él, pero para las representaciones por aquí hemos decidido suprimirlo, porque igual nos tiraban tomates", bromea Broggi. "Nosotros mismos nos preguntamos por el tema, nos cuestionamos si no era extraño dar voz a Lorca con acento catalán, pero lo cierto es que cuando haces una obra de un asiático no hablas en chino y si montas un Shakespeare no tienes que interpretarlo en inglés. Y en realidad, aunque la trama se inspira en hechos que ocurrieron por aquí [en el Cortijo del Fraile, en Níjar, Almería] no se dice en ningún momento de la obra la ubicación", analiza el director.

García Lorca, recuerda Broggi, oía constantemente y tocaba a Bach mientras escribía Bodas de sangre, y quizás el compositor ayudara a ese poderoso ritmo que tiene la palabra del granadino, de ahí que los artífices de esta revisión sopesaran con detenimiento cuál era la música más oportuna para acompañar la obra. De nuevo la solución escapaba de lo predecible: el cantante y acordeonista Joan Garriga, fundador de La Trova Kung-Fú y un creador que "recoge muchas influencias en su trabajo: la rumba catalana, la música de México y de ultramar", reforzaría el lirismo de la propuesta.

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