Dos poetas en la plenitud pictórica

El CAAC exhibe desde hoy los trabajos que Carmen Laffón y Jordi Teixidor han cedido a Andalucía, obras figurativas y abstractas que comparten la meditación sobre la existencia

Carmen Laffón ante el más reciente de los dibujos que ha depositado en el CAAC.
Charo Ramos Sevilla

27 de febrero 2013 - 05:00

Colaborador temprano del Grupo de Cuenca que lideraba Fernando Zóbel, Jordi Teixidor ha cultivado una abstracción pictórica austera y exigente que le ha abierto las puertas de las principales colecciones y museos internacionales, como el Guggenheim de Nueva York o el Reina Sofía de Madrid. Su afán por acentuar la complejidad del ser humano y ofrecer desde su pintura un espacio de meditación, como le ocurre a su gran amiga Carmen Laffón, tiene evidentes deudas con la poesía, por un lado, y con la obra de Rothko por otro. No en vano gracias a la beca Juan March que logró en 1979 y con la que se trasladó a Nueva York conoció a fondo la pintura de los expresionistas abstractos, huella esencial en su trabajo.

Sin embargo, como ayer reclamó Laffón, responsable del montaje de las dos piezas que Teixidor acaba de donar al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), "este trabajador incansable y magnífico artista, por circunstancias diversas, no tiene ninguno de los grandes reconocimientos del Estado español. Eso me parece que debería arreglarse". Ella, que mañana será condecorada como Hija Predilecta de Andalucía - "lo agradezco de corazón pero que se reconozca una trayectoria no impide el pudor", confesó-, presentó la escultura y los dos dibujos a carbón de su serie La Viña que también ha depositado en el CAAC, y que desde hoy podrá admirar el público.

Cualquier aparición pública de Laffón, como sabe bien su entorno, especialmente los colaboradores de su taller y entre ellos Elio Navarro, con el que realizó el muro de escayola y las espuertas de esta instalación, supone un tormento para la pintora, que habló con franqueza de sus sentimientos encontrados ante la máxima distinción que otorga el Gobierno andaluz. "Mi trabajo consiste en pintar y su resultado es el cuadro y en cierto modo el autor debe desaparecer y dejar a la obra que hable. Por eso cualquier aparición pública del autor resulta un poco incoherente", advirtió.

Abrumada por la exposición mediática que conoce en este momento de su carrera y a lo que ha contribuido también su exquisito cartel para la Hermandad de la Macarena - "Elio Navarro me ha ayudado al pintarle las letras, que a mí no se me dan bien"-, Laffón recordó que el trabajo del artista "nunca es del todo individual". "Entre nosotros siempre hay debates, discusiones, intercambio de opiniones. En mi caso cuento con magníficos colegas, excelentes profesionales de dos o tres generaciones, artistas que merecen tanto como yo este reconocimiento por su perseverancia en contribuir a una mejora de nuestra cultura y a la comunicación solvente con otras personas de análogas inquietudes, dentro y fuera de España. Es otro reconocimiento que solicito, como prolongación del que se me concede", dijo en una emotiva declaración donde pidió también el respaldo "al esfuerzo de las mujeres andaluzas, que a las dificultades de su situación en la sociedad añaden hoy el padecimiento derivado de la crisis: la amenaza o la realidad de los desahucios, del paro o de los contratos-basura".

Por último, su distinción es también la ocasión "para reivindicar el esfuerzo de los jóvenes". "Hoy contamos en Andalucía con un potente grupo de artistas jóvenes que tienen ya un reconocimiento internacional, pero que tropiezan con dificultades mayores que las que contaron generaciones más veteranas. Algunos ya han optado por buscar fuera salidas profesionales que aquí no encuentran", dijo antes de pedir para ellos "soluciones rigurosas y no paternalistas".

A su lado, Teixidor expresó también su deseo de que España cuente "pronto" con una ley de mecenazgo que "no sólo enriquezca el patrimonio sino que incite a la gente joven, a través de becas o adquisiciones, a desarrollar su trabajo artístico". El valenciano recalcó su "alegría" por regresar a Sevilla y poder mostrar sus abstracciones junto a Laffón, "lo que tal vez pueda servir para aclarar que no existe tanta diferencia entre ambas formas de entender la pintura. Una obra figurativa como la de Laffón va más allá de la anécdota con mayúsculas de unos capazos con uvas. Ella pretende encontrar un sentido y un conocimiento. Yo no uso elementos reconocibles pero mi intención es la misma".

Para ambos, además, la lírica es una referencia esencial. "Mi manera de hacer un cuadro es similar a la manera de escribir un poema", apreció Teixidor a propósito de las dos piezas que se suman a otras que ya tenía en la colección del CAAC. Son Siete maneras de mirar una mañana de domingo -óleos sobre lienzo de 50x50 y rotundos amarillos que representan la cadencia de un verso, en un deliberado homenaje a la obra de Wallace Stevens- y Todo es presagio (2006), título de un poema que Antonio Gamoneda incluyó en su libro Arden las pérdidas y donde, con el negro como color dominante, alude a los límites y el olvido.

Estas dos obras, que ilustran su interés por la geometría y el gesto tras un pasado mucho más minimalista, se suman a las 500 donaciones que, según su director, Juan Antonio Álvarez Reyes, el CAAC recibió en 2012. Teixidor aprovechó la jornada para reivindicar a sus amigos José Ramón Sierra, Pepe Soto, Ignacio Tovar, Juan Suárez y Gerardo Delgado, "que al principio de los 70 formaron un grupo de una gran importancia y abrieron espacios y maneras de entender la pintura que no han sido justamente atendidos y entendidos. España tendría que prestarle a estos artistas la atención que históricamente merecen".

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