Las Soles celebran 35 años de carrera con sevillanas corraleras
'Dale prima al abanico' es su nuevo 'single', con el que el trío formado por las hermanas Lobato da nueva vida a un género incombustible revisando su versión más popular

Tres fuerzas sísmicas, tres rayos de luz que nos resucitan del apagón extienden vestidos, halagan estampados y se envuelven en mantones en Pepa Tormento, la tienda de trajes de flamenca que sirve de escenario improvisado para esta entrevista con Isabel, Esperanza y Loli, las tres hermanas que -no necesariamente nacidas en ese orden- forman Las Soles, el grupo de sevillanas que cumple 35 años en una Feria de Abril que emerge como una cálida promesa de trivialidad entre la bruma de estos días inciertos.
Quizás por ello el arranque de la conversación es político: (¿La crisis de la vivienda? “En un pisito de El Tardón ocho hermanos, nosotras tres hacíamos la cucharita para dormir, y el resto eran colchones por el suelo del salón para los cinco varones”); toca tangencialmente la economía (“la jarra de rebujito llega a 15 euros este año, te lo digo yo”); y repasa la actualidad (“el apagón, aunque suene mal decirlo, para nosotras fue un día de celebración. La gente del barrio se echó a la calle como antiguamente y nos reencontramos con amigos con los que acabamos cantando y bailando”). Así que no eludamos la polémica: ¿Feria corta o larga? “Corta, que si no nos pilla el sábado trabajando en otro sitio y nos perdemos el pescaíto”.
Lo que mas nos gusta del mundo es la música y estar juntas
Obviamente, Loli, Isabel y Esperanza -ahora sí en orden- opinan por separado, pero todo lo que hacen y dicen parece sincronizado por una energía desbordante. Durante la charla sus tres voces exponen sus diferentes timbres, pero empastan sin fisuras en forma y fondo, igual que en su música. “Lo que más nos gusta en el mundo es la música y estar juntas”. De nuevo, de cara a este aniversario, han estado de acuerdo en algo: había que devolver la sevillana a su origen. Acaban de lanzar Dale prima al abanico, el adelanto de lo que será su nuevo álbum, una sevillana corralera que retoma el frenesí y la picardía de los patios de vecinas: “La sevillana había entrado en los últimos años en una fase un poco mustia -explica Loli con prudencia-. Se cantaba muy despacio, a la pena, a los problemas sociales, a la enfermedad… y mucha gente estaba desconectando”. Isabel defiende el pulso de los corrales: “Este single es una sevillana ligerita, para bailar. Hemos investigado mucho cómo se cantaban esas sevillanas y hemos respetado su métrica al máximo, que era muy imprecisa, muy oral, porque estas letras eran piques entre las vecinas, que se cantaban así que el marido le estaba poniendo los cuernos” y se marca el compás con unos taconazos que hacen temblar el suelo y nos despiertan un ávido apetito de manzanilla: “¡Está escurrío / está escurrío”. Un estribillo que nos transporta inevitablemente a Lebrija, de donde han rescatado esos panderos, palillos, jaleos y demás cacharrería rítmica que le dan ese sabor popular a una grabación producida por Juan Ruiz, batería del grupo y -acentuando el clima familiar- marido de Loli.
Corraleras, bíblicas, románticas, rocieras, populares… ¿Hay algo que no pueda contar la sevillana? “Yo creo que no”, asegura Esperanza. “También es que nosotras contamos con la versatilidad de hacer rumba, baladas o temas muy frescos”. Pero si tuvieran que elegir una temática: “Las de desamor”, sentencia Esperanza; “¿quién no ha tenido un desamor en su vida?... bueno yo no, hasta el momento 35 años con el mismo hombre”.
En la Feria no cabe la pen, y cantar la sevillana rociera es mirarle la cara a la Virgen y que te duela la garganta y el corazón
Canciones, pues, de toda índole repartidas en 19 discos que les han llevado por toda la geografía española: “Acabamos de venir de Ibiza, de la feria andaluza de allí, y hemos alucinado. Muy pequeñita, solo tres casetas, pero con la gente bailando y cantando requetebién. Había sus buñuelos, sus trajes de flamenca, y todo el mundo dándonos un cariño espectacular, y eso que era el fin de semana en que abrieron Pachá y todas las discotecas gordas, pero aquello se puso de bote en bote para escucharnos”, se congratula Loli.
Pero si hay un punto neurálgico para el mundo de las sevillanas es la aldea de El Rocío, que sirve además de contrapunto para el Real de la Feria de Sevilla: “Nos gusta identificarnos con lo que cantamos”; apunta Isabel, “si bien una sevillana de Feria es imaginarte el sol, el albero, los farolillos… la sevillana rociera es imaginarte en el camino, y cantar parao, mirándole la cara a la Virgen, y que te duela esta”, dice sujetándose la garganta " y el corazón". Loli añade: “Hay dos formas de cantar en el Rocío: una es el rezo, que casi no te sale la voz; y la otra puede ser un coro de mucha alegría porque hemos venido a ver a La Señora. Claro que es una celebración: en El Rocío estamos en familia y en todas las reuniones familiares se come y se bebe”, dice, disipando las dudas sobre la religiosidad de la romería más importante de nuestro país. Esperanza ahonda en la cuestión emocional: “En la Feria no cabe la pena, pero en el Rocío tienes oportunidad de mirar dentro de ti, descubrir lo que te duele, acordarte de los que ya no están…se me ponen los pelos de punta solo de nombrarlo”.
En consecuencia no dudan en señalar a Huelva como un reino propio dentro del cante: “Huelva suena distinta, tiene un son peculiar, se identifica perfectamente. Del mismo modo que lo tiene Sanlúcar”. En referencia a la localidad gaditana surge la intervención del mítico grupo Salmarina durante la pasada edición de la Bienal de Flamenco, más de treinta años después de que El Pali apareciera por última vez en el festival sevillano con un recital de sevillanas. “No podía haber mejor representación que ellos y María de la Colina. Las sevillanas son un palo más del flamenco”, sentencia Loli, que a estas alturas de la charla se erige como una voz dotada de la experiencia que otorgan 35 años de oficio.
Aprovechamos para preguntarles por el uso de las redes sociales, cuya aparición tanto alteró el mundo artístico: “Te dan más difusión, pero nosotras no componemos pensando en eso, porque además no sabemos qué es lo que se va a volver viral, por tanto, es absurdo obsesionarte con eso. Nosotras nos guiamos por el directo, lo que nos dice la gente cara a cara, y la prueba está en que llevamos tres décadas en esto”. En consecuencia, ¿cuál es el secreto de esa longevidad? Esperanza lo tiene claro: “La constancia, la ilusión y hacer las cosas en familia”. Suena como una buena receta para esta Feria. Eso, y darle al abanico.
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