‘En una nube’: la vida padre

Teatro

Selu Nieto rinde homenaje a su progenitor, fallecido en 2020, en la propuesta más vitalista hasta la fecha de Teatro a la Plancha.

La obra se estrena en el Central y se verá también en el Alhambra.

Los intérpretes de 'En una nube'.
Los intérpretes de 'En una nube'. / Víctor Gente Bastarda

Si en su montaje anterior, Dolores, con las alas del amor salté la tapia, Selu Nieto y su compañía Teatro a la Plancha se adelantaron a la pandemia con la historia de unos actores que se aferraban a su vocación, supervivientes de un mundo en ruinas donde los teatros habían cerrado, el intérprete y director reivindica ahora con su nuevo espectáculo, En una nube, algunas verdades que nos enseñó el coronavirus: que los afectos son nuestro patrimonio y la risa es el bálsamo con el que sobrellevar el dolor. Pero el también director y dramaturgo llegó a estas conclusiones por un proceso personal, el duelo por la muerte de su padre, el músico José Luis Nieto,José Luis Nieto integrante de bandas como Reincidentes y Extremoduro, que falleció en el verano de 2020 después de que le diagnosticaran un cáncer. Su recuerdo inspira ahora la obra más esperanzada que el hijo firma hasta la fecha, una propuesta donde deja atrás el humor amargo y la estética un tanto lúgubre de otras creaciones y abraza la luz. La pieza se estrena este fin de semana (viernes y sábado, a las 19:30) en Sevilla, en la sala B del Teatro Central, y en unos días, el 11 y el 12, se verá también en el Teatro Alhambra de Granada.

Nieto (Sevilla, 1987) ya exploró el misterio de la muerte en otros trabajos –La última boqueá, por la que consiguió el Premio Lorca al mejor autor, se ambientaba en un velatorio–, pero el intérprete entendió pronto que si quería hacerle un homenaje a su progenitor, ese tributo "no podía ir en la línea dramática de otros espectáculos míos, no podía ser triste", ya que ese tono no se correspondía con un hombre "vitalista, al que le gustaba el cachondeo". Sí, el proyecto tenía que ser una fiesta, intuyó mientras lo escribía, porque además ese era el espíritu que demanda el público en este momento. "Estamos totalmente amargados, con el virus, la ansiedad que nos provocan los trabajos… Necesitamos energía positiva", analiza Nieto, para quien "recuperar el buen rollo" que desprendía su padre, compartirlo con "quienes lo conocían y quienes no lo hicieron", es "el mayor reconocimiento que puedo imaginar".

Cuando murió su familiar, recuerda Nieto, al hijo le costaba asumir la magnitud de la pérdida y revivía una y otra vez la añoranza casi punzante de su infancia, aquellos meses en que el padre se iba de gira y el niño aguardaba que regresara. "Tenía la misma impresión: que seguía esperándolo, que la posibilidad de su retorno estaba ahí, y me preguntaba si en una vida posterior volveríamos a hablar", comenta. Mientras daba forma al texto, cayó en la cuenta conmovido de que el teatro le permitiría ese milagro, ese diálogo. Que, cada noche que representaran la función, el alma de José Luis Nieto se mostraría en el escenario.

Otra imagen de la obra.
Otra imagen de la obra. / Víctor Gente Bastarda

En una nube, una producción de Teatro a la Plancha en colaboración con la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, el Programa de Residencias Ágora, Alex O’Dogherty y Bella Batalla, se enfrenta así a las grandes preguntas que inquietan a todo ser humano –si existe algún tipo de vida después de la muerte, si algún día nos podremos reencontrar con los seres queridos que se fueron– con un humor hilarante como registro y la voluntad de divertirse como meta. "Si mi padre estaba en algún lugar desde luego no era en la muerte, sino en la vida, porque vivió como Dios", señala Nieto, que interpreta la obra junto a José Carpe, Susana Hernández, Silvana Navas y Eduardo Tovar, amigos "que conocían bien" al homenajeado.

Selu Nieto sabe que en la mirada infantil un padre es un héroe, un mito, y por eso ha convertido todo aquello que defendió su pariente –"la libertad, el amor, la música, la risa"– en un credo. Protagonizan En una nube unas almas que aguardan, en el cielo, "la llegada de su dios, El Padrísimo, que les concederá nada más y nada menos que una vida eterna: la vida padre", anticipa la sinopsis. Para invocar al fallecido, la compañía ha reunido materiales diversos: "La música", precisa Nieto, "está muy presente, claro, por su profesión, y usamos prendas y una silla que fue de él, y contamos anécdotas que le pasaron, ficcionalizadas", señala el hijo, que celebra que el legado que le dejó su padre sea "la conciencia de que tenemos que pasarlo bien, vivir la vida. De eso va esta obra".

A Nieto, que más allá de su aplaudida carrera sobre las tablas es conocido por su larga participación en la serie El secreto de Puente Viejo, no se le escapa una paradoja: que ha sido una muerte la que le ha llevado a reinventarse como dramaturgo y director, ha provocado lo que él siente como un "renacimiento". "Igual que en la vida la luz se ha impuesto a la muerte, a la sombra, algo parecido ha ocurrido en mi teatro", dice el creador, que agradece al Teatro Central y al programa Ágora "el apoyo para poner en pie una historia tan importante para nosotros". Una historia divina. La vida padre.

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