José Martínez Olmos

Gestión sanitaria

Salud sin fronteras

Existe una propuesta solvente para mejorar los procesos de selección

01 de abril 2017 - 02:35

La función directiva en sanidad tiene más importancia de la que en muchas ocasiones se le atribuye en el interior de los servicios sanitarios; la gestión de los hospitales y de los servicios de atención primaria es imprescindible para los objetivos de equidad, eficacia y efectividad, que son objetivos sociales.

Los servicios de salud en España tienen en la actualidad al frente de los puestos directivos y de gestión a un colectivo de profesionales que en general está altamente cualificado y capacitado. Soy consciente de que esa no es la opinión generalizada en el interior de los servicios sanitarios y creo que esta es una cuestión a tener en cuenta y que debe solventarse.

Estos días se ha celebrado en Sevilla el 20 Congreso de Hospitales y Gestión Sanitaria organizado por Sedisa (Sociedad Española de Directivos de la Salud) y ANDE (Asociación Nacional de Directivos de Enfermería).

El Congreso ha abordado los asuntos que hoy afectan a la calidad asistencial con rigor y contando con los mejores expertos y con responsables de sociedades científicas y profesionales. No es una novedad, porque ya es una tradición en Sedisa y ANDE el trabajo continuo de mejora de la calidad del desempeño de la función directiva y el compromiso por hacer una gestión sanitaria basada en evidencias. Es destacable la propuesta solvente que pretende asegurar las mejores condiciones en los procesos de selección de los directivos y en el desempeño de su actividad profesional. Tiene una enorme importancia el desarrollo de un código ético que afectará a todos los directivos y que pretende avanzar en el buen gobierno de las instituciones sanitarias; cuyos principios fundamentales son la participación, la transparencia, la respuesta a las necesidades y expectativas de los pacientes y de los ciudadanos, la prestación del servicio con calidad, seguridad y eficiencia, y la correcta gestión de los recursos humanos y materiales y económico-financieros.

Sin duda hay que eliminar elementos que condicionan la imagen de la función directiva y de los gestores cuando esta no es positiva; pero también es cierto que se haga lo que se haga, la lógica en la que se inserta la función directiva es a veces contradictoria (aunque sea en términos subjetivos), con la lógica de la función de los profesionales y ello es fuente de incomprensión con la que se cuenta en cualquier organización del mundo sea sanitaria o de otra naturaleza.

Por eso la formación de los profesionales que se dedican a la gestión es un elemento fundamental en el que tanto instituciones como la Escuela Andaluza de Salud Pública como las propias organizaciones profesionales como Sedisa y ANDE juegan un papel muy importante que debe ser reseñado. Y también por eso, es muy importante asegurar que los procesos selectivos se hagan con criterios de transparencia y objetividad que han de contribuir a elevar la consideración del importante papel social que juegan y deben jugar los directivos y gestores sanitarios.

El contenido de las materias objeto del trabajo directivo es específico y tiene un importante corpus teórico y técnico que le avala desde hace muchos años; la formación y la acreditación son instrumentos necesarios. Que una parte de la organización desconozca ese corpus teórico y técnico es comprensible porque la función asistencial es diferente a la función directiva; pero ello no justifica la mirada despectiva con la que en demasiadas ocasiones se juzga a los gestores sanitarios.

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