Pelos

El último de Rioja

27 de abril 2020 - 21:35

12:40. Carmen pide que baje porque hay un tío raro en la entrada con un cartel y le da cosilla. Ha acertado de lleno pensando en mí, soy Juan sin miedo. Odio las broncas, las peleas, las situaciones que dan mal rollo, los accidentes de tráfico... Todo ese morbo. Pero me ha abordado mucha gente extraña por el trasnoche y mido dos metritos, supuesta virtud que no ha aportado nada positivo en mi vida. La primera impresión, que nunca debe contar, es que el hombre en precavido me gana. Va con ropa de agua y paraguas; yo me he puesto chorreando al venir aquí. Cierto que da unas cambayás estupendas aunque intenta mantenerse recto. Se arrodilla pero aborta la misión porque se va hacia los lados. Está un rato más y se va. Obviamente, no he movido un dedo ni he salido a decir "oiga, no interrumpa el paso en la puerta". He quedado como un héroe para Carmen; me he venido bastante arriba, dejémoslo en caballero. "Si vuelve, avísame", digo muy chulito mientras imploro al Señor para que el pedigüeño se ponga en la puerta de la competencia, aunque le pilla un poco a trasmano.

17:25. De Perros ayer a Pelos hoy. No andamos muy originales con los titulares (de hecho, últimamente me han cambiado alguno...). Nos tiene preocupados Kim Jong-un porque está desaparecido en combate. Que lo busque la CIA. Leyendo sobre los rumores acerca de su estado de salud, se me ha venido la cabellera de este gordito adorable si no fuera quien es. Los peinados son de traca. Imagino al peluquero norcoreano con tembleque cada vez que echa mano de la cuchilla para repasarle el pescuezo. Los barberos están de capa caída porque los han dejado de brazos cruzados. Conozco alguno clandestino que va a casa de los clientes fijos para sacarse unas perras porque la vida está muy mala. Igual le pego un toque, no tanto por el pelazo que gasto, sino por mis lamentables barbas, y de paso hago negocio con los vecinos de Rioja que quieran un corte de pelo por un módico precio.

21:00. Decíamos ayer. Efectivamente, clavé el pronóstico y Camero se quedó en casa porque llovía... por la mañana. Y eso que se ha quedado una tarde enorme de Feria, aunque la noche será fresca. Snif. Unos zagales salen a jugar a la calle con un balón, supongo que ya hartos de tanta pantalla. Mi padre me regañaba porque estaba entelevisionado y ahora hace lo mismo con sus nietos por enmaquinados. Escucho en la radio a una consejera del Gobierno canario que desgrana el plan para que los vecinos bajen a la playa: "Un día van los que vivan en los números pares y el siguiente, los de los impares". Tomo prestada la idea pero con los bares. Yo vivo en un número impar y Emilio, el compañero de internet ya mentado en otra ocasión, reside en los pares de mi calle. Así que lo mismo me voy cambiando de casa a diario con tal de disfrutar de unos tanques el lunes, el martes, el miércoles... To be continued...

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