¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La revolución del pesebre
Hay que ser becerro para formar parte de esa turbamulta que anda tirando estatuas de la misma forma que los talibanes derribaron las de Petra. Colón, Cervantes y hasta la de Churchill en el Londres que salvó de Hitler con su famoso sangre, sudor y lágrimas está siendo acosada con propósito de derribo. Acoso y derribo a la Historia con mayúsculas por culpa de unas generaciones ricas en ignorancia y que se manifiesta en el desatino de calificar de esclavistas a Colón y Cervantes, que sufrió esclavitud en Argel y cárcel en Sevilla. Claro que la palma se la llevan esos cafres que tildan de fascista al hombre que salvó a Europa del fascismo. Una lástima que Sir Winston no rematara la faena convenciendo a Roosevelt de que no le diera bola al genocida Stalin, que de carambola se erigió en el gran beneficiado de la segunda gran guerra para esclavizar a media Europa.
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