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PASA LA VIDA

Juan Luis Pavón

El Buscón de Mercasevilla

QUEVEDO eterno. La esforzada compañía Teatro Clásico de Sevilla representa esta semana El Buscón, una de las cumbres de la literatura picaresca. Léanlo, y véanlo. Sus artífices han sido timoratos al presentarlo a la prensa. En lugar de comparecer en el Teatro Lope de Vega, debieron cruzar andando el Prado y, vestidos de época, darse a valer en la Audiencia, donde les hacen la competencia con el juicio por la mordida en Mercasevilla. El sumario de este caso no tiene la grandiosa riqueza léxica del relato quevedesco, ni ilumina con similar brillantez los recovecos del arribismo y la manga ancha de una sociedad moralmente corrupta. Pero tiene personajes como Daniel Ponce que son genuinos arquetipos de la picaresca contemporánea. Ponce, ayer ante el juez, y sin más apuntador que su abogado, se retrató como el vigilante que llegó a director adjunto sin tener estudios pero con el salvoconducto del carné socialista. Y en su declaración se comportó como el Buscón de Mercasevilla para tirar la piedra sobre Mellet y Rivas, y esconder la mano sobre su implicación en el tejemaneje, después de que toda España haya escuchado la grabación en la que su voz contribuía a conminar a los empresarios de La Raza a pasar por el aro.

Como en la sala del juicio son frecuentes los recesos por caerse el sistema eléctrico, la mejor baza, para amenizar los descansos, es evocar pasajes de El Buscón gracias al elenco de Teatro Clásico. Por ejemplo éste: Decíame mi padre: Hijo, esto de ser ladrón no es arte mecánica sino liberal... Quien no hurta en el mundo, no vive. ¿Por qué piensas que los alguaciles y jueces nos aborrecen tanto? Unas veces nos destierran, otras nos azotan y otras nos cuelgan... Porque no querrían que donde están hubiese otros ladrones sino ellos y sus ministros...

Y tras hacer mutis por el foro los cómicos de la legua con Alfonso Zurro a la cabeza, que el juez convoque sendos careos de Daniel Ponce con Fernando Mellet y con Antonio Rivas. Y que cada cual aguante su vela cuando se vaya la luz.

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