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Cuchillo sin filo

Gumersindo / Ruiz

Carlos Román y el capital social

EL reciente fallecimiento del profesor Carlos Román del Río nos ha entristecido a los que fuimos compañeros suyos en la Facultad de Económicas de Málaga, y también a los de Sevilla, donde era Catedrático de Política Económica. Durante años se ocupó de cuestiones, sobre todo tecnología e innovación, relacionadas con la economía andaluza, como director del Instituto de Desarrollo Regional y, luego, como presidente de la Sociedad para la Evaluación de las Políticas Públicas.

Uno de los temas que trató con más detenimiento fue el del capital social y, hace sólo unas semanas, recibí un libro del que era coautor: Reflexiones sobre el capital social, innovación y desarrollo regional. Para nuestra comunidad autónoma, que tantas esperanzas pone en la innovación como forma de diversificar la actividad productiva, y más en los momentos actuales como una salida a la crisis económica, el contenido de este volumen no puede ser más oportuno; pero quiero hacer hincapié en el concepto de capital social, que el profesor Carlos Román desarrolló.

En su definición, el capital social de un país, en nuestro caso Andalucía, sería la capacidad para organizarse económicamente, sobre una base empresarial, y en un mercado competitivo internacionalizado. Para ello, hay que contar con un proceso colectivo de aprendizaje y difusión del conocimiento y, lo más importante, de aplicación concreta de ese conocimiento a la empresa. La innovación se reconoce, pues, en el proceso productivo y el mercado. El profesor Román siempre distinguía entre la generación propia de innovaciones o la incorporación de la innovación a la empresa, defendiendo este concepto, eminentemente práctico.

El concepto de capital social nos dice que hay que tener en cuenta cuál es nuestra situación, de dónde partimos, qué tenemos, y en qué contexto estamos. La especialización económica es un hecho y la diversificación y nuevas producciones que tanto se reclaman no pueden improvisarse; a veces ni siquiera son posibles. Además, el concepto de capital social considera la creación de unos principios de confianza, normas de funcionamiento, instituciones sólidas y aceptadas, procedimientos administrativos y legales proporcionados y ágiles, que faciliten la cooperación de empresas e instituciones.

Carlos Román dedicó su vida profesional, en exclusiva, a la Universidad; más que una enumeración de sus trabajos y méritos he querido en estas líneas destacar el concepto de capital social que a él le resultaba particularmente grato y que es el tema de la última de sus publicaciones. En las circunstancias actuales, es importante que en Andalucía se actúe contando con reflexiones que ya están hechas. Qué duda cabe que los avances de concertación entre partidos políticos, sindicatos, empresarios y gobierno, eliminarían discusiones inútiles, donde se pierde la energía y la iniciativa. Si estas ideas producen algún fruto, será el mejor homenaje que se le puede dar a quien dedicó su esfuerzo intelectual a pensarlas, ordenarlas, y ofrecerlas como una posibilidad para la práctica.

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