MOVIMIENTO telúrico en plena cuenta atrás para el debut de España en la Eurocopa con epicentro en la Isla de Ré. El nauseabundo caso destapado en el que figura como presunto financiador De Gea ha convulsionado al mundo en general y muy en particular al cuartel general de nuestra selección. Muniaín, también investigado y con más culpa aparente que el meta, es un problema más doméstico, sólo para el Athletic, pero el de De Gea...

Mañana, San Antonio por todo el día como hace dieciocho años en el Mundial francés, arranca España y la noticia que ensucia al que se vislumbraba como titular ante Chequia no ha podido llegar en peor momento. Y la incógnita en esta víspera inquietante es si toda esta basura repercutirá negativamente en el equipo de todos. También intriga qué decisión se tomará en la Federación, pues la verdad es que a estas alturas ya no habría recambio. O sea que no cabe ejemplarizar.

Lo que decidió Francia con Benzema ya nos coge fuera de plazo y afrontar la Eurocopa con dos porteros es demasiado arriesgado. De Gea ha hecho lo que se suele hacer en estos casos, que es negar la mayor y apelar a esa frase tan manida en estos tiempos ricos en corrupciones que el hecho es falso de toda falsedad. Es un caso que nos coge con el pie cambiado, pero que se está dando con alarmante frecuencia en el entorno de estos jóvenes ricos y deficientemente preparados.

Marrón para Del Bosque, ya que la titularidad de un portero con nubes en la cabeza es un gran riesgo, pero es que no alinearlo cuando todo indicaba lo contrario es alimentar una condena de antemano. Las horas cabalgan hacia las tres de la tarde en todos los relojes del día de San Antonio en Toulouse y la inoportunidad de una noticia tan fea es un indiscutible contratiempo. Vamos a la defensa del título, pero ¿quién iba a pensar que empresa tan difícil iba a complicarse así?