Coherencia indudable de un comunista

ESPERANDO que nunca haya que intercalar la letra ele para romper el diptongo de su apellido Maíllo, a un servidor de Dios y de usted no le parece mal que dicho caballero haya optado por la prohibición a sus correligionarios de asistir a actos religiosos. Es más lógico esto que, como se ha visto alguna vez en algunos lugares, la presencia de un político ateo en ceremonia religiosa alguna. Antonio Maíllo, el flamante líder de los comunistas andaluces, ese mismo que no más acceder al cargo de coordinador general de Izquierda Unida en Andalucía ha calificado a Valderas de gigante de la política (sic), ha empezado su mandato calificando de herencia franquista las procesiones y que, por tanto, ninguno de sus subordinados deberá ir tras la patrona de turno. Eso sí, a las romerías sí que se puede ir; mejor aún, es conveniente ir a esas fiestas populares, que una cosa es la devoción y otra la vocación.