En serie

dani Rodríguez

Cuidado con la cabeza

LUEGO vi un caballo pálido y el nombre de quien lo montaba era Muerte. Y le seguía el infierno". El Jinete sin Cabeza sale de su tumba el 7 de noviembre en la Fox España en una adaptación televisiva del famoso cuento de terror de Washington Irving. La reimaginación de la leyenda de Sleepy Hollow se consuma como una serie divertida, entretenida y llena de misterios que enganchan al espectador con una trama desarrollada en pleno siglo XXI. La creación conjunta de Alex Kurtzman y Roberto Orci no puede evitar sus similitudes con Fringe, la serie que enmarcó el nombre de estos dos guionistas junto con el de J.J. Abrams. Sleepy Hollow es una mezcla extraña de anacronismo y locura donde se conjuga un argumento interesante con un ritmo vertiginoso. Los sucesos galopan a tanta velocidad que resulta complicado digerirlos con la atención que requieren. Sin embargo, tras un piloto estrafalario, el thriller consigue atrapar con ese aire de fantasía radical a través de una historia contada con elegancia pero, sobre todo, disparatada. El espectador sentirá compasión por el caballero del Apocalipsis cuando se dé cuenta de lo que es perder la cabeza con las profecías y giros de Sleepy Hollow.

La serie es una versión moderna de este famoso mito pero con algunos cambios. El primer síntoma es que se desarrolla en el presente. En 1781, Ichabod Crane (Tom Mison) decapita en la Guerra de la Independencia a uno de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, pero una maldición hace que estén unidos. Ya en el presente, alguien libera al Jinete sin Cabeza de la lápida en la que estuvo encerrado y por ende reaparece Crane que permaneció varios siglos atrapado en una cueva. El cometido de Crane, junto con la agente Abbie Mills (Nicole Beharie), es impedir que el Jinete Fantasma recupere su cabeza escondida en el pueblo de Sleepy Hollow y evitar el fin del mundo.

El toque aventurero propio de películas como La Búsqueda o el estilo de Indiana Jones suponen un estimulante. La previsibilidad no resta calidad a Sleepy Hollow que se mide con la aparición en escena de criaturas pertenecientes a una mitología inventada y lo sobrenatural. Por contra, los diálogos flojean un poco. Aunque la verdadera química está en la pareja protagonista, que se apoya en el humor fácil originado por el desconcierto de Crane ante un presente desconocido para él.

Esta es una serie procedimental con capítulos autoconclusivos para amantes de la fantasía y lo inexplicable. El thriller toma un camino recto en el que es imposible saber qué nos vamos a encontrar y donde el entretenimiento justifica, no obstante, la extravagancia de la que hace gala esta ficción.

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