España no se toca

España debe ser defendida por hombres y mujeres demócratas que sentimos que debemos protegerla

Me da pena España. Esta España a la que tantas veces le he dicho que la quiero, que la he elegido para vivir porque, después de haberme dado unos cuantos meneos por algunos otros tentadores rincones del mundo, es ella a quien prefiero. Además de haber tenido la fortuna de ser nacida aquí la elección de quedarme a su lado se debe a que mi país me ofrece aquello que me enriquece, me da paz y me gusta. Es bella en su imagen externa e interna. España te deja trepar por sus grandes espaldas rocosas hasta hacerte sentir que, desde sus cimas, llegas a tocar el cielo. Cuando paseas por sus faldas, el recorrido entre campos, ríos o lagos la tierra pone a tus pies jugosos alimentos de curiosos sabores que puedes presentarlos en el plato de la mano de un guiso de mamá o de tantos cocineros que han hecho de la gastronomía española otra de nuestras señas de identidad. El sol que lo veo amanecer cada día entre el perfil de la ciudad recortada por un patrimonio histórico inigualable elige ponerse, imponente, en centenares de espectaculares playas que nada deben envidiar a las más paradisíacas. Sí, tengo buenos vecinos, con sus diversas personalidades, pero les conozco. Hablo con ellos, tomo una cerveza con mi portero. Si alguien enferma sabe que España vela por diagnosticar y tratar rápidamente su enfermedad que está costeada por el Estado. Un Estado que hacemos todos los ciudadanos trabajadores y que deseamos una España generosa y optimista. Seguiría, recordándole a España lo importante que es y quién es a pesar de los políticos histéricos que están maltratándola. Son hombres, sobre todo hombres, aquellos que cada día sin descanso, se suben a los púlpitos para proferirse insultos los unos contra los otros. No se admiran en nada, nada les une y todo les separa. Son capaces de hacer trizas nuestra tierra para que puedan caber ellos como todopoderosos. Unos se avergüenzan solo de mencionarla. Otros la desgastan hasta la indignidad. España es insultada, escupida, quemada, destrozada, agredida, humillada, golpeada... Veo políticos que se quieren apoderar de sus papeles para ilegalizarla. La usan, a ella, como si ella fuera de ellos. No. España no es suya ni tienen derecho a trocearla ni violar su identidad. España debe ser defendida por hombres y mujeres demócratas que sentimos que debemos protegerla ahora que está siendo alterada hasta la locura, y que puede terminar en manos de una panda de irresponsables. España no se toca: toca que te vayas tú. Panda de irresponsables.

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