La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Faltaba el 'achilipú'

Tras 'Filomena', 'Gaetán' u 'Hortensia' se nos anuncia un futuro Dolores Vargas y 'achilipú'

Faltaba el Dolores Vargas para completar el negro cuadro. Porque si a los tifones, tormentas perfectas, borrascas gordas y otros excesos meteorológicos les ponen nombres propios -acabamos de sufrir los pasos de Filomena, Gaetán u Hortensia-, ¿por qué no ponérselo a la estupenda noticia que nos alegró ayer el día?: "El estremecedor beso geológico que pone en riesgo sísmico a 14 millones de españoles. Una amplia zona peninsular vive con un alto o muy alto peligro de terremotos por la aproximación de capas tectónicas. El acercamiento entre África y Europa causa un enjambre de terremotos" (El País). Si un nombre le cuadra a este panorama que pone la guinda a un enero negro y a un febrero que no pinta mucho mejor, es el de la popular cantante conocida artísticamente como La Terremoto. Y al sucederse de seismos en Granada -dicen los sismólogos que porque a dos fallas distintas, la de Santa Fe y la de Pinos Puente, les ha dado por estimularse entre sí- se le podría llamar un achilipú.

En plena tercera ola, con el follón de las vacunas y tras un enero climatológicamente mucho más loco de lo que tradicionalmente se le achaca a febrero, con 15 récords históricos de calor, cuatro de frío y cinco borrascas profundas, alcanzando hasta 55,2 grados de diferencia entre la temperatura más baja de noche y la más alta de día, nos desayunamos ayer, en una mañana gris y lluviosa que tampoco hacía mucho para levantar el ánimo, con lo de los terremotos. Faltaba que a las placas euroasiática y africana les dé por no respetar la distancia de seguridad que a todos se nos ha impuesto y se empeñen en darse besitos provocando terremotos que, dicen los expertos, por las magnitudes registradas, las fallas asociadas, la recurrencia y otros datos geodésicos, pueden llegar hasta una magnitud seis.

¿Qué más cabe esperar? Un presente sanitario, social y económico negro que no acaba de virar a gris oscuro. Una primavera estéril de emociones. Un verano lleno de incógnitas. Un futuro más o menos remoto -porque el achilipú de Granada ya arrojó a la calle a cientos de ciudadanos sometidos a toque de queda por la pandemia- de seísmos por acercamiento de continentes que nos retrotraerá a una prehistoria sin tan siquiera el consuelo de Raquel Welch con diminuto bikini de piel. Búsquese cada cual su precario refugio. Yo escojo hoy el suave LP A Warm Shade of Ivory de Mancini.

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