horizontes lejanos

Juan Ojeda

Gente de fiar

MAS tiene su guasa; en catalán, pero su guasa. Porque todo el mundo reconoció lo bien que se había portado el hombre en la conferencia de presidentes autonómicos, celebrada el martes pasado, en la que nadie, que se sepa, abrió la discusión sobre la demanda soberanista ni él puso sobre la mesa su reivindicación del pacto fiscal. Además, firmó el compromiso de cumplimiento del déficit, como todos los demás. Pero en cuanto llegó a Barcelona, sus primeras declaraciones fueron para cuestionar ese mismo pacto que el día de antes él había suscrito.

Pero salvando el caso de Artur Mas que, la verdad sea dicha, tampoco ha pillado a nadie de sorpresa, la conferencia se puede considerar un éxito. Un éxito para el Gobierno y un éxito para el conjunto de los presidentes autonómicos quienes, a pesar de planteamientos previos, que auguraban un mal resultado a la reunión, supieron, y quisieron, renunciar a reivindicaciones territoriales para conseguir un consenso básico, en un tema tan fundamental como el cumplimiento del objetivo de déficit para el año que viene.

Esto, independientemente de quién se quiera apuntar el tanto -aunque lo lógico es que fuese compartido por todos-, ha ofrecido la posibilidad de dar una imagen de solidaridad interterritorial, o sea, nacional, que ha despejado muchas dudas de cara al consumo interno y, sobre todo, al externo, sobre la posibilidad de que España cumpla los criterios de austeridad. Y es que, como todos sabemos, tenemos en contra el recelo de los organismos internacionales de que, en España, los intereses de las partes se impusieran sobre los intereses del conjunto. Y no ha sido así porque incluso la reacción de Mas se ha entendido como un brindis electoral.

Un comportamiento absolutamente distinto lo ha tenido el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, quien, a pesar de haber expresado previamente sus discrepancias con respecto al reparto del límite del déficit entre Gobierno y autonomías, ha sido leal a lo acordado en la conferencia, de cuyo resultado afirmó estar moderadamente satisfecho. También ha debido influir el cambio de actitud producido tras la reunión con Rajoy, el adelanto de mil millones de euros desembolsado por el Gobierno para hacer frente a pagos urgentes y lo que parece un acuerdo sobre el límite de endeudamiento.

Como lo cortés no quita lo valiente, bueno es reconocer que esta actitud de Griñán y del Gobierno allana el camino para futuros entendimientos que cada día van a ser más necesarios. Seguirá habiendo desencuentros, pero se ha dado un paso importante, sobre todo por su significado, porque, en estos momentos y en los que van a venir, es necesario que haya gente de fiar.

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