Koldo, échame el toldo

Si en vez de mascarillas hubiera vendido toldos, más se hubiera forrado. Hubiera dejado Sevilla a la sombra

Son días de pregones abundantes y de rimas sencillas. Así, pues, esto de “Koldo, échame el toldo”, es como lo de “Currito dale al botoncito” de Quitasol, que empezó Antonio Somoza y se popularizó con la narrativa de José Antonio Sánchez Araujo. Hoy en día, para los toldos, se puede cambiar a Leopoldo por Koldo, que tiene nombre de ariete rompedor. Y esto lo digo porque Koldo pudo ser una mina para Sevilla. Si en vez de mascarillas, hubiera vendido toldos, más se hubiera forrado. Hubiera dejado Sevilla a la sombra. Y esto lo digo porque aquí gusta mucho un toldo, pero no siempre se colocan a tiempo. No son como las mascarillas, que se colocaron con rapidez a las buenas amistades.

Ese Koldo no se dedicó a los toldos, ya se ha escrito. Parece que los toldos los encarga el diablo. Recuerden los sufrimientos que pasó Antonio Muñoz con los toldos cuando era alcalde. En mayo de 2022, Álvaro Pimentel, que entonces era concejal de Ciudadanos, lo acusó de poner “cortinas de humo” para justificar los retrasos, que tanto dieron que hablar y escribir. Todavía estaba reciente la pandemia. Hoy las cosas ya no son como eran. Por ejemplo, ya no hay pandemia, pero algo queda. Por ejemplo, Antonio Muñoz ya no es alcalde, sino líder del PSOE en la oposición municipal y senador. Por ejemplo, Álvaro Pimentel ya no es concejal de Ciudadanos, sino que es del PP, tercer teniente de alcalde y delegado de diversas materias. Por completar, José Luis Ábalos tampoco es ministro de Transportes, ni Koldo García es su hombre de confianza. A otros de aquel entorno de los negocios dudosos se los han fundido. El tiempo vuela.

No parece que Antonio Muñoz perdiera la Alcaldía de Sevilla por culpa de los toldos. Ni de Koldo, pues entonces lo suyo no se conocía. Bueno, sí se conocía, pero no se decía. Antonio Muñoz perdió la Alcaldía por culpa de Pedro Sánchez, que vino a apoyarlo en la campaña municipal. Hubiera sido mejor dejarlo tapado, pues Pedro no sabía nada de las cosas de Sevilla, ni de los toldos, ni de Koldo tampoco.

José Luis Sanz debe tener cuidado. Si empieza poniendo tarde y mal los toldos, puede ser una ruina. Insisto: los toldos los encarga el diablo. Por eso, es una temeridad decir que van a llenar de toldos el paseo Marqués de Contadero, que es duro para un entorno fluvial. Y tan duro: es de alto riesgo para sufrir una insolación en verano. Ese paseo, con los toldos a tres metros y medio de altura, puede ser una tentación. Pues la gente después querrá que entolden toda Sevilla. No habrá presupuesto prorrogado que soporte tanto toldo. Y ya no se podrá decir aquello de “Koldo, échame el toldo”, a ver si tapa al jefe.

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