Trinidad Perdiguero

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Líderes de la oposición

El trabajo constante y serio en la oposición municipal es reflejo de una democracia madura

Diez días después de las elecciones municipales, la atención está puesta en los candidatos que han obtenido una mayoría importante, que les asegura la Alcaldía, o en las negociaciones entre partidos donde el resultado está igualado y hay varias opciones para conformar gobierno y determinar quién asume la vara de mando, convirtiéndose en la cara visible del ayuntamiento.

Pero tras unos comicios que han dejado más mayorías absolutas -las tienen 80 de los 106 ayuntamientos sevillanos- ya nadie mira a los segundos, a los cabeza de cartel de esos partidos que, en un funcionamiento sensato de la democracia local, están llamados a ser lo que se conoce como "líderes de la oposición", aunque en un ámbito poco lucido, porque no tiene el eco de los medios de comunicación que acompaña a políticos autonómicos o estatales en la misma tesitura.

En los reportajes de panorama político previos a los comicios, hay quien se llega a molestar por la pregunta de qué hará el día después si no gana o no le da la vuelta a los resultados previsibles de un alcalde consolidado, si se mantendrá en la oposición y qué tipo de trabajo hará o si dejará paso a otros. "Salimos a ganar", es la respuesta fabricada.

Pero no es baladí. Demasiadas veces esa oposición queda aletargada y se activa antes de los siguientes comicios, cuando, al igual que se multiplican las inauguraciones y los anuncios del alcalde de turno, también proliferan las notas de prensa de algunos de esos grupos sobre supuestos problemas "alarmantes" de inseguridad de los que responsabilizan al gobierno o "escándalos" que instan a publicar días antes de las elecciones pero que no han sido capaces de poner en pie antes o de denunciar en los foros pertinentes. Esas estrategias de última hora -al igual que no sirven a los alcaldes, pese a lo que se cree- no funcionan para la oposición.

El papel de estos concejales no es fácil y requiere de un compromiso personal casi mayor que el de formar parte del gobierno. Por eso a los partidos les cuesta a veces encontrarlos. Salvo excepciones, deben sacar tiempo de su vida privada para seguir el papeleo, prepararse los plenos y asesorarse, a veces sin cobertura suficiente A ello hay que sumar el trabajo con los vecinos y los barrios, el estar al tanto de qué se hace en otros sitios o instituciones y se podría proponer en su ayuntamiento, más allá de las mociones enlatadas que preparan los partidos para reforzar las líneas maestras de sus discursos. Y todo ello sin caer en el no por sistema a la acción del gobierno, en el placaje a la gestión donde la oposición tiene capacidad de veto.

Sin embargo, está demostrado que cuando un líder de la oposición ejerce ese trabajo de forma constante, con el espíritu que merece la labor y a veces durante años, recoge más frutos que esos fichajes por los que apuestan los partidos a última hora y que muchas veces suelen durar poco. El buen trabajo en la oposición de un ayuntamiento de pueblo, serio y constante, es el mejor síntoma de una democracia local madura, aunque nunca se traduzca en una llave para el gobierno.

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