¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
La revolución del pesebre
Del congreso que ha celebrado la fundación HelpAge en Sevilla, me quedo con dos impresiones que en realidad son una sola: aunque perdamos neuronas las que quedan pueden activarse como locas. Eso lo dijo de manera entusiasta el vicepresidente de la asociación de geriatría y gerontología en España, Andrés Losada, y todo el auditorio lo recibió como la mejor de las noticias. Estamos resignados ya, es mi caso, a ocupar una buena parte del día buscando las gafas o rastreando en Google el nombre del autor de la novela que estoy precisamente leyendo. Por no hablar de las conversaciones con las amigas que son un puro interruptus por la búsqueda de nombres que, al final, sólo se consiguen mediante movimiento asambleario –entre todas– o buscando en la red la respuesta. Así que, si aunque efectivamente perder neuronas no significa desaprovechar habilidades y lucidez , no hay mal que por bien no venga: se trata de aprender a focalizar las resistentes en lo importante y dejarnos de esas zarandajas a las dedicamos media vida. Después del citado y muy serio anuncio el personal –profesionales, académicos, activistas– comprobaron cuan de cierto es, con la lección magistral de Josefa Delgado y Ángeles Ortega, dos de las mujeres que se han bautizado como reinas de Triana y han montado un espectáculo que se llama Orgullo Vieja. Entre risas –porque tienen una vis cómica que ya quisieran algunos del Club de la comedia– estas dos mujeres se ganaron un doctorado honoris de la mejor de las causas, la de darle sentido a la vida sin miedo y con una mijita de poca vergüenza. Las jornadas han sido muy oportunas porque a veces con el ruido de lo que consideramos urgente se nos van quedando atrás asuntos que un día nos estallaran en la cara y a los que es bastante probable que lleguemos tarde. Tarde para quienes han padecido el poco caso que en general hemos hecho a las residencias de mayores y sus condiciones de vida (omito el caso de la Comunidad de Madrid en la pandemia porque me da escalofríos ), tarde para evitar la explotación del trabajo precario que parchea el problema de los cuidados, tarde para que no sean casi siempre las mujeres, los números mandan , las más perjudicadas por su longevidad y la ajena. Lo que es, sin ninguna duda, un logro de la civilización y la ciencia, al menos en los países desarrollados, puede pasar de oportunidad a amenaza sin que nadie tenga que hacerle un DAFO para buscar diagnósticos y ofrecer soluciones. Mientras, Pepa y Ángeles hablaron de sus vidas renacidas, llevando su espectáculo por toda España y cobrando funciones la mar de ufanas. Pero sobre todo, y casi lo gritaron al público asistente , saliendo de las soledades y las casas: recogidas en la calle que como decía el inolvidable Vázquez Parladé nos gusta vivir a las gentes de Sevilla. Ganando tiempo al tiempo como la más clara de las sabidurías.
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