Plaza de Armas, la oportunidad

El proyecto de Plaza de Armas está en la encrucijada. Puede ser el final o el principio para relanzarlo

Ala sombra del nuevo centro comercial de Torre Sevilla, se ha reconocido públicamente que su vecino de la Plaza de Armas está fracasando. Adif lo montó con altas pretensiones, como en otras estaciones españolas. Ahora parece que lo quieren revitalizar. De momento, van a licitar la restauración de la fachada. No descartan encargar la gestión del centro a una nueva empresa. Se aferran a su última oportunidad: creen que la inauguración de Torre Sevilla les puede beneficiar; o al menos ayudar para que se reparta el pastel de las tiendas.

No es por ser agoreros, pero cuando proyectan centros comerciales, deberían valorar que todos no salen bien. En la antigua estación de Córdoba se inauguró en abril de 1999 un proyecto interesante, que permitió conservar un edificio emblemático. Se completó con zona de ocio, bares y cines. Sin embargo, fue de más a menos. La afluencia de público se complicó con la salida de Mercadona, que se mudó a unas instalaciones nuevas en 2016. Cercanas, pero fuera del centro comercial.

La Plaza de Armas está próxima a la estación de autobuses y a un ambulatorio concurrido en la calle Marqués de Paradas, donde estaba mi médico Julio Sánchez Gallego y Alberto Máximo Pérez Calero, entre otros. Está cerca del casco antiguo y del puente de Chapina. Tiene un aparcamiento subterráneo… En teoría, había condiciones, como lo demuestra que varias firmas de primer nivel se instalaron.

Con el tiempo, cerraron las tiendas de las grandes firmas, de las medianas, y ya apenas queda alguna. Se ha salvado de una crisis peor gracias al mercado de CreArte, que facilitó la llegada de artistas y artesanos, particularmente de pintores y escultores que organizan talleres y venden sus obras al público. Quedan los bares... Pero flota en el ambiente una atmósfera de resignada decadencia.

Se llegó a especular con la posibilidad de que abrieran allí un Primark, precisamente, para que ocupara todo el espacio. Sin embargo, ya ha sido inaugurado en el vecino centro comercial de Torre Sevilla. Adif y la empresa que gestiona el proyecto de Plaza de Armas están en la encrucijada. Puede ser el final, o el principio para relanzarlo. Contar con dos centros comerciales, a ambos extremos de Chapina, sería una singularidad. Para que triunfen los dos le deberían rezar al Cachorro.

Con lo sucedido (y lo que podría pasar en otros centros comerciales de Sevilla), se aprecia que no son eternos. Hay que planificarlos en función de las necesidades y con propuestas novedosas. Multiplicarlos sin control es muy peligroso.

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